Este comportamiento incomprendido causa tanto nerviosismo que muchas personas prefieren jamás adoptar. Esta es la ciencia detrás de las «peleas de gatos»
Durante siglos, los gatos han tenido que lidiar con una mala reputación, repleta de mitos como «ser fríos, antipáticos, sucios y agresivos». Por mucho, este último supuesto ha invalidado las posibilidades de adopción de incontables felinos callejeros, pero ¿qué hay de cierto en él?
Para quienes han tenido el infortunio de sufrirlo, una mala experiencia con un «gato agresivo» suele ser la verdadera razón detrás de un desagrado tan irracional que incluso cuesta ponerlo en palabras.
¿Son comunes los ataques a humanos?
Un gran número de familias prefieren mantener alejados a los niños pequeños de los «michis» por miedo a que, sin previo aviso, ataquen al infante y dejen daños irremediables.
Sin embargo, las estadísticas nos muestran algo distinto. Según un estudio realizado por Mayo Clinic, uno de los principales centros de investigación médica, los perros son responsables de alrededor del 80% de los ataques de mascota, mientras que los gatos solo representan entre el 5 y el 15%.
Sí, es cierto que la población que es dueña de perros es mucho mayor — en los Estados Unidos, de casi el doble que la población con gatos. Pero, aún ajustando los porcentajes a esta proporción con datos de la American Veterinary Medical Association, es casi 3 veces más probable que una herida por mascota sea provocada por un perro.
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De hecho, ni siquiera al tomar en cuenta la demografía de los afectados resulta coherente este miedo. La edad más común en víctimas por ataques caninos ronda los 6 años de edad, mientras que la mayoría de las personas afectadas por ataques felinos superaban los 20 años.
Entonces ¿de dónde viene nuestro miedo?
Con justa razón, ver a un gato pelearse con otro en la calle desata respuestas de alerta en nuestro cerebro. Los estridentes gritos y gruñidos que sueltan durante una pelea, en cierto modo similares a los gritos de un infante humano, pueden inducir en el sujeto niveles de estrés difíciles de superar. Alarmantes ruidos nocturnos como estos solo cimientan más la percepción negativa de estos animales.
Por mucho, las agresiones hacia otros gatos son mucho más comunes que hacia los humanos. Además, la exaltación inducida cuando un gato pelea es tal que intentar separarlos con las manos es casi un boleto seguro al hospital. Sus dientes son mucho más puntuales y afilados, por lo que, si bien sus bocas suelen ser más limpias que las de un perro, pueden enviar infecciones a niveles mucho más profundos del organismo, como los tendones. Utilizando las mismas estadísticas, una mordida felina tiene 30 veces más posibilidades de requerir hospitalización que una canina.
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Cómo intervenir correctamente
Si tu gato pelea a menudo, lo más importante es que esté debidamente vacunado. Los mismos riesgos arriba mencionados aplican para infecciones provocadas entre felinos, por lo que esta protección evitará problemas mayores para ti y tu mascota.
Ahora bien, el «juego» es un comportamiento muy común en los gatos, especialmente en los más pequeños. Incluso puede considerársele un indicador favorable, que denota buenos niveles de energía y comportamientos sociales adecuados. Pero saber identificar cuándo tus gatos están «jugando» o no puede ser complicado.
Dos gatitos jugando de manera saludable. Crédito: Eowyn Cwper
Esto es lo que debes buscar si observas que «tu gato pelea»:
- Orejas arriba: Mientras sus orejas no apunten hacia los lados o hacia abajo, el juego está resultándole estimulante en lugar de estresante
- Sin secreciones: Naturalmente, ver sangre siempre es una mala señal. Pero el estrés de una pelea puede incluir orina, pelo suelto o incluso vómito. Todo esto indica que la agresión se ha salido de control
- Uno de los dos intenta huir: Esto es muy importante. Si además de huir, uno de los dos gatos intenta esconderse es porque el juego ya no le resulta agradable. Es en este momento cuando se debe intervenir y romper con ello.
La mejor forma de romper la tensión entre dos gatos — sin ponerse en peligro — es con un ruido fuerte como un aplauso, o lanzando algún objeto que no dañe a los gatos.
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Si tu gato pelea en la calle con frecuencia, resulta de especial importancia que tenga todas sus vacunas, ya que puede contraer enfermedades mortales como la rabia e incluso transmitírtela a ti. Aunque no al nivel de antipatía que muchos mitos les atribuyen, los gatos son animales muy independientes. Muchos de ellos — según su personalidad — pueden no disfrutar el afecto invasivo como los abrazos fuertes, resultando en una reacción violenta.
Después de todo, el 90% de los afectados por ataques felinos afirmaron haber provocado el incidente de alguna forma. La mejor manera de convivir con tu gato de forma saludable es respetar sus límites y marcar los tuyos, deteniendo peleas de forma oportuna para evitar el asentamiento de conductas violentas.
Este texto fue escrito por Isaí Vilches, ingeniero especializado en metodología de la investigación y redacción científica.
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