Un nuevo estudio contradice la idea de que el Spinosaurus era un depredador implacable debajo del agua y en su lugar, cazaba como lo hacen las aves pescadoras.
Con 18 metros de largo y 7 de altura, el Spinosaurus es uno de los dinosaurios carnívoros más grande jamás conocido y al mismo tiempo, uno de los depredadores más enigmáticos, debido a su anatomía particular, definida por una mandíbula alargada y espinas dorsales que podían alcanzar 1.80 metros de altura.
En 2020, una investigación liderada por David Martill, Profesor de Paleobiología en la Universidad de Portsmouth, se dio a la tarea de recopilar evidencia sobre el comportamiento del Spinosaurus. Tras el descubrimiento de miles de dientes en forma de conos en lo que alguna vez fue un lecho de río en el Sahara marroquí, el grupo concluyó que el saurópodo estaba perfectamente adaptado al ambiente acuático.
No sólo eso: la investigación consideró que el Spinosaurus vivía en los sistemas fluviales y su descripción coincidía con lo que el equipo denominó un ‘monstruo de río’; sin embargo, un nuevo estudio elaborado por la Universidad de Maryland y la Universidad Universidad Queen Mary de Londres propone una conclusión radicalmente distinta:
Según Tom Holtz y David Hone, paleontólogos de sendas universidades que analizaron a fondo las características anatómicas del Spinosaurus conocidas hasta la fecha, la noción de que el gigante del cretácico era un depredador implacable debajo del agua no es consistente con la evidencia fósil.
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A partir de un análisis completo de la morfología funcional del Spinosaurus y modelos para recrear sus movimientos en el agua y fuera de ella, los paleontólogos llegaron a la conclusión de que “no hay evidencia de que fuera un depredador especializado en persecuciones acuáticas”.
A diferencia de los depredadores marinos de la actualidad, adaptados para sumergirse y cazar impulsados por un poderoso conjunto de músculos traseros utilizados para alcanzar en persecuciones a presas más ágiles y pequeñas, el nuevo estudio considera que la cola del Spinosaurus no resultaba idónea para esta labor.
A pesar de que los hallazgos previos coincidían en que su cola en forma de remo podría propulsarlo para moverse resueltamente debajo del agua, Holtz y Hone aseguran que su nado resultaba eficiente, pero no poseía las características anatómicas de un depredador capaz de perseguir a su presa a gran velocidad, ni de la “emboscada explosiva” utilizada por los cocodrilos en la actualidad.
El nuevo estudio sostiene que si bien la mayoría del alimento del Spinosaurus provenía del agua, en realidad cazaba a sus presas de una forma similar a como lo hacen las aves pescadoras en la actualidad.
Su mandíbula alargada y la movilidad del cuello también son señales que llevan a los paleóntologos a comparar el método de caza de este carnívoro con el de una garza.
De modo que esta nueva interpretación considera que hace 93 millones de años, era habitual hallar al Spinosaurus a las orillas de los ríos donde se mantenía en aguas bajas y tras identificar a su presa, solía sumergirse en un movimiento rápido para atraparla.
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