La hibernación es un proceso natural a través del cual ciertas especies animales enfrentan situaciones adversas en el entorno, como pueden ser temperaturas muy bajas o carencia de alimentos por un periodo prolongado. Puede decirse que es un mecanismo de defensa que les ayuda a sobrevivir en condiciones extremas.
Esto les permite no tener que migrar a lugares más cálidos durante los inviernos oscuros y fríos para buscar comida. En lugar de esto, «desactivan» sus organismos por un periodo de tiempo, hasta que su hábitat sea más adecuado para que continúen con sus vidas.
A nivel evolutivo, la hibernación se entiende como una respuesta natural a la adversidad en el entorno. Por esta razón, la concepción de que los animales simplemente duermen por un periodo prolongado de tiempo es errónea: el proceso es mucho más complejo, y fundamental para su supervivencia en muchos casos.
Los animales que hibernan tienden a reducir su metabolismo para ahorrar energía. Previo a los meses de ausencia, se puede ver a osos alimentándose en exceso, por ejemplo. Este comportamiento se entiende como una preparación para los meses de frío extremo, en los que tendrán que compensar la grasa de meses sin alimento.
En estos periodos, en los que se someten a un estado de inconsciencia prolongada y profunda. Además, se ha observado que algunos animales reducen su ritmo respiratorio y cardiaco, al tiempo que su temperatura corporal decrece significativamente.
Los osos, las murciélagos y hasta las mariposas hibernan. No es el caso para otras especies, que también viven en condiciones extremas por espacios importantes de tiempo. Sin embargo, se tiene registro de comportamientos similares, que caen en categorías diferentes.
Los cambios fisiológicos y de comportamiento también se aprecian en animales que habitan en climas cálidos. Al fenómeno se le conoce como estivación: se trata de un «letargo veraniego» en el que los animales entran a un sueño profundo, que les permite combatir las altas temperaturas de la época del año.
Para animales que viven en ecosistemas de calor extremo, la estivación funciona para no padecer las consecuencias de la sequía o la falta de alimentos. Al igual que en la hibernación, los animales se someten a cambios metabólicos importantes que administran su energía eficientemente, por lo menos, hasta que el entorno sea más adecuado para salir de nuevo.
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