El interior de las estrellas de mar es un misterio para muchos. Cuando el biólogo Christopher Mah limpiaba las vitrinas del Museo Smithsoniano, se preguntó si lo que hay dentro de una estrella de mar podría darnos pistas sobre su alimentación y con ello más información sobre su vida. No estaba equivocado, pero su descubrimiento fue mucho más allá.
Mah se empeñó en dar respuesta a sus interrogantes y fue así que abrió con un corte a la estrella de mar de la Antártida que se había conservado sin vida en el Museo Smithsoniano desde la década de los 60. Dentro de ella, encontró al menos una docena de pequeñas crías que la estrella conservaba su interior. Alejado de su propósito inicial, el biólogo encontró información sobre la reproducción y la protección de organismos más jóvenes por parte de sus progenitores.
Este hallazgo no fue sólo sorprendente por la cantidad de individuos que aparecieron cerca de la boca de la estrella, sino también por su especie: las estrellas incubadas pertenecían a una especie completamente desconocida hasta la fecha. Mah la describió en un artículo publicado a finales de junio en Zootaxa y la especie fue nombrada Paralophaster ferax.
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El científico asegura que la última vez que se habló de una incubación similar en una especie de la Antártida fue el 1940. De acuerdo con la investigación, las especies que habitan climas extremos suelen incubar a sus crías después de que los huevos son depositados en el mar. Esta técnica de supervivencia ha evolucionado en varias otras especies de estrellas de mar que habitan la Antártida.
“Las corrientes son fuertes, así que es difícil alcanzar el fondo marino al ser larvas,” explica la Doctora Cintia Fraysse, especialista en estrellas de mar, miembro del Centro Austral de Investigaciones Científicas del Conse.
A pesar de que esta conducta se ha observado en distintas especies, no todas usan las mismas estrategias para proteger a sus crías. Mientras unas las guardan en rincones especiales de sus cuerpos, otras las meten en su boca. Otras incluso han desarrollado cavidades especiales en su cuerpo con el fin de depositar ahí a los individuos recién nacidos.
El Dr. Mah aseguró que las estrellas de mar son vistas como pacíficas, sin embargo son ávidas depredadoras. Suelen alimentarse de erizos de mar, cangrejos e incluso otras especies de estrellas. Según Fraysse, “controlan el ecosistema bentónico. Extienden el estómago fuera de la boca para poder comer cosas más grandes que ellos mismos.”
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