Por primera vez desde 1991, biólogos han documentado la deslumbrante rana arlequín de la noche estrellada (Atelopus aryescue). La documentación fotográfica es el resultado de una alianza única y conmovedora entre el socio de Global Wildlife Conservation, la Fundación Atelopus – ONG colombiana – y el pueblo indígena Arhuaco de la comunidad Sogrome en la Sierra Nevada de Santa Marta de Colombia, la montaña costera más alta de la Tierra.
“Si bien las ranas arlequín de alta montaña han declinado en gran medida en las últimas tres décadas como resultado de un hongo patógeno mortal, el sapo arlequín de la noche estrellada ha resistido la tendencia”, dijo Lina Valencia, oficial de conservación de Colombia para Global Wildlife Conservation.
“Esta es una historia magnifica y poderosa sobre cómo trabajar con las comunidades indígenas y locales puede ayudarnos no solo a encontrar especies perdidas para la ciencia, sino comprender mejor cómo algunas especies están sobreviviendo y cómo podemos conservar el mundo natural de una manera que conecte el conocimiento espiritual y cultural”.
El sapo arlequín de la noche estrellada, o ‘gouna’ en Arhuaco, está clasificado en Peligro Crítico por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
Aunque se había perdido para la ciencia durante casi 30 años nunca se ha perdido para los miembros de la comunidad Sogrome, quienes siempre han convivido en armonía con esta rana y han compartido su hogar en la Sierra Nevada de Santa Marta, y quienes históricamente han protegido el anfibio, su hábitat y la vida silvestre que vive allí.
“La Sierra Nevada de Santa Marta es un lugar que consideramos sagrado, y las ranas arlequín, son guardianes del agua y símbolos de fertilidad”, dijo Kaneymaku Suárez Chaparro.
Ella es miembro de la comunidad de Sogrome y estudiante de biología de la Universidad del Distrito Francisco José de Caldas. “Administramos nuestros recursos y conservamos nuestro hogar como lo dicta la Ley de Origen, lo que significa que vivimos en equilibrio con la Madre Tierra y toda la vida aquí. Ahora tenemos una gran oportunidad de reunir dos visiones del mundo para la protección y preservación de esta especie de la Sierra: el conocimiento científico occidental y el conocimiento científico, cultural y espiritual indígena”.
El sapo arlequín de la noche estrellada no se ha documentado científicamente en casi 30 años. Una de las razones es porque los biólogos no han tenido acceso a su hábitat.
Sin embargo, para la comunidad de Sogrome y su representante Ruperto Chaparro Villafaña, esta rana es la Autoridad Legítima del mundo natural – un indicador de muchas actividades practicas como la agricultura o celebración de actividades ceremoniales, que los ha inspirado por miles de años hasta convertirse en una cultura milenaria.
Por esta razón, escogieron a la rana arlequín de la noche estrellada como insignia de su proyecto comunitario Amas la Sierra.
Este proyecto tiene el objetivo de demostrar que es posible que los humanos logren todos sus sueños mientras mantienen el planeta en equilibrio, inclusive el crecimiento económico compatible con la preservación de la naturaleza. Dado que compartían el mismo interés de proteger la naturaleza, una alianza con la Fundación Atelopus resultó un paso natural.
Pero para que los biólogos obtuvieran permiso para hacer la caminata de ocho horas para co-documentar esta rana para el resto del mundo, primero se requería construir una relación de confianza con la comunidad indígena.
Después de 4 años de conversaciones y diálogos entre la Fundación Atelopus, Villafaña y los líderes espirituales de la comunidad de Sogrome, llamados mamos, el equipo de la Fundación Atelopus obtuvo permiso en abril de este 2019, para ver la rana sin tomar fotos (una prueba que los Arhuacos llamarón “resistir la tentación”).
Después de una serie de reuniones con la comunidad, los biólogos esperaron noticias de los mamos quienes consultaron con la naturaleza sobre las intenciones del equipo y evaluaron si realmente compartían el interés de la comunidad en proteger la Sierra Nevada, antes de otorgarles permiso para visitar la rana nuevamente en una expedición financiada por GWC.
“Sin la ayuda de Ruperto, hubiera sido imposible trabajar en esta parte de la Sierra y es un honor aún mayor, y una hermosa oportunidad, para nosotros haber ganado la confianza de la comunidad de Sogrome para que podamos seguir trabajando juntos.”, dijo el vicepresidente y biólogo de la Fundación Atelopus, José Luis Pérez-González.
Nuestras expectativas en esta expedición era encontrar al menos un individuo de rana arlequín y nos llevamos la sorpresa de encontrar una población con más de 34 individuos.
«Estábamos llenos de alegría y esperanza al tener la oportunidad de observar esta especie de un genero para le cual quedan muy pocas”. Los próximos pasos incluirán reuniones entre la Fundación Atelopus, Suárez Chaparro y Villafañe Chaparro, los mamos y las autoridades de la comunidad para continuar discutiendo el papel de la Sierra y sus anfibios, establecer un programa de monitoreo para la rana arlequín de la noche estrellada, y reunir las perspectivas científicas y espirituales para continuar protegiendo mejor a los anfibios.
80 de las 96 especies de ranas arlequín conocidas están en Peligro de Extinción, en Peligro Crítico o Extintas en la naturaleza, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, como resultado de enfermedades infecciosas, destrucción y degradación del hábitat, especies invasoras y cambio climático.
Para el 2018, 37 especies de ranas arlequín han desaparecido de sus hogares conocidos y no se han visto desde principios de la década del 2000, a pesar de los esfuerzos por encontrarlas.
La rana arlequín de la noche estrellada es una de las cuatro ranas arlequín con poblaciones aparentemente estables que viven en elevaciones medias y altas en la Sierra Nevada de Santa Marta. Por lo que, esto sorprende a los biólogos porque asocian estos hábitats de gran elevación con dramáticos declives de anfibios.
“Con los registros de la rana arlequín de la noche estrellada, confirmamos que la Sierra Nevada de Santa Marta es uno de los sitios más importantes para la conservación de las ranas arlequín en América Latina”, dijo Luis Alberto Rueda Solano, profesor de la Universidad del Magdalena y cofundador de la Fundación Atelopus.
“Y gracias a las comunidades indígenas como Sogrome, este lugar especial sigue siendo un santuario para estos animales especiales”.
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Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por Global Wildlife Conservation.