Biólogos noruegos consideran ‘vergonzosa’ la decisión de sacrificar a ‘Freya’, la morsa que protagonizó las redes sociales este verano.
Algunos medios describieron al suceso como una ‘eutanasia‘. Frente a la fama y calidez con la que los noruegos se acercaban a Freya, la famosa morsa de 600 kilos en los puertos de Oslo, aproximarse así a su muerte podría pecar de eufemismo. Después de años de convivir en paz con los barcos, navegantes y marineros del norte, el sacrificio del animal causó recelo entre la comunidad internacional.
Según la Dirección noruega de Pesca, la muerte de Freya era ‘necesaria’. Después de explorar varias alternativas, no encontraron otra solución para el bienestar del animal y de la comunidad local:
«La decisión de sacrificarla se tomó sobre la base de una evaluación global de la amenaza que suponía para la seguridad humana», afirmó el responsable de la institución, Frank Bakke-Jensen, en un comunicado.
Sin embargo, los locales no miraron con buenos ojos esta decisión estatal. Por el contrario, después de un verano de estrellato, Freya se había convertido en una celebridad nacional. Incluso, se le diseñó un mapa en Google para registrar los avistamientos que los visitantes habían hecho de la morsa.
De acuerdo con Rune Aae, profesora de biología en la Universidad del Sureste de Noruega, cientos de turistas y gente local se tomó tiempo de sus días para buscar al animal a lo largo de las vacaciones veraniegas. Fotos, videos, tiktoks y otras publicaciones en redes sociales la convirtieron en una estrella del norte.
Cuando se apaga una estrella del norte
Tomando el sol en botes privados, saludando a los turistas y acercándose a la gente, Freya fue una de las protagonistas de los medios noruegos por meses. A diferencia de otras morsas, no le tenía miedo a los humanos. Al punto que algunos turistas irresponsables empezaron a lanzarle cosas, a pesar de las advertencias de las autoridades para mantener una distancia razonable.
«El público ha hecho caso omiso de la recomendación actual de mantener una distancia clara con la morsa», declaró Nadia Jdaini, portavoz de la Dirección de Pesca de Noruega.
Para evitar accidentes, o que la morsa siguiera padeciendo las hostilidades de las personas, el gobierno noruego decidió sacrificarla. Sin embargo, Aae mostró sus reservas sobre esta decisión, que considera ‘demasiado precipitada‘. Eventualmente, la morsa hubiera salido del fiordo de Oslo por su cuenta, añade.
«¡Qué vergüenza!«, concluye la especialista.
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