A orillas de un río en Tabasco, visitantes y pobladores alimentan y conviven con manatíes en un santuario creado en su hábitat natural.
Por los ríos y lagunas de Tabasco, al sureste de México, nadan cientos de manatíes. Estos gigantescos mamíferos, parientes de los elefantes, son uno de los animales más emblemáticos del estado. Avistarlos es común en ciertos cuerpos de agua durante algunas temporadas del año, cuando salen a dar un respiro, tomar un breve descanso y buscar alimento.
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Las comunidades cercanas suelen ayudarlos ofreciéndoles frutas y plantas. De esta interacción surgieron santuarios dedicados a convivir con los manatíes y a brindarles alimento de manera controlada.
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El santuario de manatíes en Tabasco
“La amenaza principal de los manatíes (en el estado) es la contaminación o la alteración del lugar que habitan por rellenos, construcción de bardas, poda de áreas verdes, y factores que no permiten recuperar el crecimiento de plantas comestibles”, según la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
En esta región del país, esta especie se alimenta de hasta 25 tipos de plantas, incluyendo pasto de la ribera, lechuguilla, lirios, jacintos e incluso hojas de arbustos. Cuando la sequía se intensifica, los animales pierden su fuente de alimento, y es entonces cuando comienza la colaboración con la comunidad y los visitantes del santuario de manatíes ubicado a orillas de un río.
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¿Cómo llegar hasta el santuario de los manatíes?
El santuario de manatíes se encuentra en las comunidades de Los Pájaros y Buchecos, a dos horas de Villahermosa, la capital de Tabasco. En este lugar, nadan alrededor de 100 de estos mamíferos. Al llegar al lugar encontrarás cuatro accesos al río: Los Pájaros, El Iguanal, Los Mangalitos y Buchecos. La distribución permite alimentar a la mayoría de los manatíes durante la sequía.
La temporada de avistamiento y convivencia inicia en marzo y termina apróximadamente en junio o julio. El cierre depende de la temporada de lluvias que hace crecer el río. Cuando el cauce aumenta, los mamíferos se retiran del lugar o es más difícil verlos.
La entrada al santuario, en cualquiera de sus accesos, incluye una jícara de alimento. El precio se fija cada año y se publica en las redes sociales de Jonuteek.
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