El hallazgo del fémur de un Caudipteryx podría contener las primeras biomoléculas y restos de ADN de dinosaurio encontrados por la ciencia.
A inicios del Cretácico, un dinosaurio carnívoro del tamaño de un pavorreal que poseía una cola emplumada y 70 centímetros de altura llamado Caudipteryx habitaba el noreste de China. 125 millones de años después, el hallazgo de los restos fósiles de un ejemplar perfectamente conservado podría arrojar las primeras muestras de ADN de dinosaurio en la historia.
El ejemplar fue encontrado en el grupo de Jehol, un conjunto de yacimientos paleontológicos del Cretácico inferior ubicado al noreste de China y rico en restos fósiles de especies que habitaron la Tierra hace 125 millones de años, donde los últimos años se han producido hallazgos claves de animales prehistóricos.
A diferencia de otros yacimientos similares, los fósiles de Jehol suelen mantenerse excepcionalmente preservados, debido a «las finas cenizas volcánicas que sepultaron los cadáveres y los preservaron hasta el nivel celular», explicó Li Zhiheng, coautor del estudio en un comunicado.
En el caso del Caudipteryx, un equipo integrado por la Academia China de Ciencias y el Museo de la Naturaleza de Tianyu exploró los restos del fémur derecho del ejemplar y tras distintas pruebas, descubrieron que algunas de sus células habían sido mineralizadas por silicificación, lo que permitió su «excelente conservación» al cabo de milenios.
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El equipo aisló algunas células que estaban sanas al momento de la fosilización y las tiñó con hematoxilina, una sustancia utilizada ampliamente en la hematología para identificar distintos tipos de células y sus tejidos. Para su sorpresa, encontraron células con núcleos que aún conservan biomoléculas e hilos de cromatina, el material del que están hechos los cromosomas formado por ADN y proteínas.
Los restos de ADN se encuentran con mayor facilidad en los tejidos blandos de los seres vivos, como los órganos, grasa, músculos o nervios. Sin embargo, a diferencia de los constantes hallazgos de fósiles que se componen de huesos, dientes y cráneos de dinosaurio (las partes duras de un ser vivo), los restos blandos se descomponen rápidamente, incapaces de perdurar a través del tiempo.
Las investigaciones más recientes estiman que las moléculas de ADN se desintegran por completo después de unos 7 millones de años. De ahí que aún con las técnicas más avanzadas, hoy resulte imposible obtener muestras del código genético de dinosaurios que dominaron la Tierra hace 65 millones de años.
Aunque se trata de datos preliminares, los científicos consideran que el descubrimiento demuestra que no todos los fósiles son completamente restos petrificados; sino que en algunos casos, tal vez sea posible encontrar algunos remanentes de moléculas orgánicas.
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