A pesar de ser un icono de Nueva Zelanda y su ave nacional, el Kiwi está enfrentando una situación delicada en el país. De acuerdo con The Capital Kiwi Project, un proyecto colaborativo para preservar al ave, son pocos los neozelandeses que han podido ver un Kiwi en estado salvaje.
De acuerdo con RNZ (un medio neozelandés) los encargados del proyecto informaron sobre el nacimiento de dos kiwis en estado salvaje. En 2022, se liberaron 11 kiwis los alrededores de Wellington, la capital de Nueva Zelanda, y ahora -probablemente- empezaron a reproducirse.
La capacidad reproductiva de los kiwis en estado salvaje, demostrada por el nacimiento de los dos polluelos, ha motivado a quienes se dedican a conservar la especie. Mientras tanto, The Kiwi Project sigue trabajando para alcanzar otros objetivos importantes para la naturaleza neozelandesa y la biodiversidad mundial.
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Una de las principales amenazas para la conservación de los kiwis (especialmente los ejemplares jóvenes) es la incursión de especies invasoras como conejos, mustélidos y ratas. Para controlarlo, los encargados del proyecto colocaron unas 4,500 trampas de gas y resortes en 23 mil hectáreas de zonas silvestres importantes para la supervivencia de los kiwis.
«Los kiwis son, quizás sorprendentemente, robustos. Sus huevos son demasiado grandes para que una rata pueda sujetarlos con su boca y una vez que alcanzan 1 kg pueden defenderse de hurones, zarigüeyas y la mayoría de otros depredadores», menciona el sitio de The Kiwi Project.
Para ello, The Kiwi Project contó con el apoyo de más de 100 propietarios de terrenos que permitieron la instalación de las trampas. Además, otros grupos sociales se interesaron por el proyecto; por ejemplo, la comunidad Makara que regaló a los ejemplares liberados en Wellington.
Finalmente, el nacimiento de los dos pequeños kiwis resulta cuanto menos alentador para la región. Los esfuerzos que, hasta ahora, han resultado efectivos, se mantienen para recuperar la población del ave nacional de Nueva Zelanda que pasó de en algún momento contar con 12 millones de ejemplares a tener solo 68 mil.
Este texto fue escrito por Iñaki Arriola, periodista mexicano interesado en la cultura urbana, el arte y su convivencia con la naturaleza. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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