Cada año, millones de cangrejos protagonizan una de las migraciones más espectaculares del reino animal, tapizando las calles de esta isla de rojo.
La isla de Navidad es un territorio australiano en el Océano Índico donde apenas habitan unas 1,500 personas. La baja densidad poblacional ha favorecido el desarrollo de especies endémicas en sus bosques y playas, de las cuales una acapara los reflectores: el cangrejo rojo (Gecarcoidea natalis).
Año con año, la llegada de la temporada de lluvias marca el inicio de una de las migraciones más espectaculares del reino animal. Se trata de animales diurnos pero solitarios, que habitan durante tres meses en madrigueras en la selva.
Sin embargo, una vez que llega la temporada de lluvias, millones de cangrejos rojos de la isla de Navidad comienzan un peligroso viaje hasta el litoral, en el que superan toda clase de obstáculos con el fin de aparearse.
Un cangrejo rojo adulto puede alcanzar hasta 16 centímetros de ancho y como su nombre lo indica, se caracterizan por una tonalidad encendida que suele ser más oscura en su exoesqueleto.
A diferencia de otras especies, sus tenazas son simétricas y durante su estadía en los bosques tropicales se alimentan de hojas secas, frutas, flores y semillas.
Esta migración es el principal motivo del turismo que llega cada octubre y noviembre a la isla de Navidad, cuando la población local y las autoridades inician los preparativos para proveer a los cangrejos de un camino seguro hacia las playas.
Este 2021, el inicio de la migración anual de cangrejos ocurrió durante la segunda semana de noviembre. Según cifras del Parque Nacional de la isla de Navidad, en su territorio habitan unos 50 millones de cangrejos.
En esta época, el Parque Nacional limita el movimiento al máximo y cierra los caminos para autos con el fin de evitar atropellamientos. Además, cientos de señales de tránsito y letreros luminosos exigen a conductores y peatones a cuidar sus pasos ante el avance de la marea roja.
La migración de los cangrejos rojos de la isla de Navidad también está íntimamente relacionada con el ciclo lunar por un poderoso motivo: la influencia que nuestro satélite natural ejerce sobre las mareas. Esta especie aprovecha el pleamar para alcanzar la playa más rápidamente y liberar sus crías al mar en el momento en el que sus posibilidades de supervivencia son mayores.
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