Pequeños, ruidosos y chirriantes. Una plaga de ratones invade ahora mismo Australia, debido a la poderosa capacidad reproductiva de esta especie de roedores y la poca contención de las autoridades. Entre los establos, los muebles y las calles, dejan municiones de heces que la población tarda horas al día en poder limpiar. El gobierno piensa poner manos en el asunto ipso facto.
Las zonas más afectadas por la plaga de ratones en Australia son Queensland y Nueva Gales del Sur. Ambas están infestadas de roedores, que ensucian las calles, los espacios públicos y las propiedades privadas. Los principales afectados, de acuerdo con LiveScience, han sido los agricultores, tenderos y otros ciudadanos que han descrito la situación como «una plaga absoluta«.
El problema no se detiene ahí. Diversos hoteles han tenido que cerrar sus puertas, porque los animales invadieron las habitaciones. Algunos granjeros ya perdieron sus cosechas de la temporada a causa de los roedores sin control. Un factor común une a los trabajadores de diferentes industrias: no han logrado erradicar el problema de raíz.
Una miscelánea local reportó haber atrapado hasta 600 ratones una misma noche. Además, al menos tres personas han ingresado a hospitales públicos tras haber sido víctimas de mordeduras de ratón, según la cobertura de The Guardian. Conforme avanzan los días, las autoridades australianas coinciden en catalogar el problema como uno de salud pública.
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De acuerdo con Steve Henry, investigador de CSIRO (la agencia científica nacional de Australia), la plaga de ratones es consecuencia de una cosecha particularmente abundante de granos en los campos nacionales. Esto atrajo más roedores a la campiña y a las granjas, con la intención de alimentarse de esos recursos. El problema, sin embargo, se salió de control:
«Comienzan a reproducirse antes y debido a que hay mucha comida y refugio en el sistema, continúan reproduciéndose desde principios de la primavera hasta el otoño», señaló el experto.
A pesar de que los locales han tratado de defenderse con trampas y otros métodos de retención, han logrado muy poco. Los cebos venenosos tampoco han sido exitosos para terminar con la plaga, ya que las hembras adultas pueden reproducirse cada tres semanas.
La principal preocupación del gobierno de Australia son las enfermedades que los ratones pueden transmitir a la población. En medio de la pandemia por COVID-19, las infecciones transmitidas por animales a seres humanos están siendo monitoreadas con cuidado particular. Los pedazos de heces que están dejando los ratones hacen que el procedimiento sea aún más complicado.
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