Sólo quedan 10 ejemplares de vaquita marina en el planeta. Ellas podrían ser suficientes para salvar a su especie —si la pesca ilegal se detiene en seco en México.
No hay duda. La pesca desmedida condujo a la vaquita marina a la extinción, por la falta de regulación en el Golfo de California, al norte de México. Como su hábitat natural, esta especie de marsopa mexicana quedó completamente desprotegida de las redes pesqueras industriales.
La especie fue particularmente susceptible a enredarse en las redes de pesca industrial porque es «el mamífero marino más pequeño del mundo«, documenta New Scientist. Aunque no se logró estudiar propiamente hasta finales de la década de los 50, en menos de un siglo se convirtió en la especie más amenazada en todo planeta.
Sin embargo, podría ser que no todo esté perdido.
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¿Dónde se encuentra la vaquita marina?
Naturalmente, la vaquita marina «sólo vive en una región pequeña, al norte de una línea imaginaria que conecta Puertecitos en Baja California y Puerto Peñasco en Sonora«, según registra la Secretaría de Gobernación en México. Además de convertirla en una especie nativa del país, limita mucho la posibilidad de que la especie pueda reubicarse a un espacio más seguro.
A los biólogos mexicanos les preocupaba que hay poca diversidad genética en la especie. «A mayor diversidad genética, las especies tienen mayores probabilidades de sobrevivir a cambios en el ambiente», explica Biodiversidad Mexicana. Esta condición mermaba las probabilidades de que la especie sobreviviera. Hasta ahora.
Un haz de luz para la especie
Por la intensa actividad pesquera en la zona —que, aunque es ilegal, sigue azotando a la biosfera—, tan sólo 10 ejemplares restantes en el mundo. Sin embargo, la especie podría restituirse con la reproducción controlada, según un estudio reciente de la Universidad de California en San Francisco:
“Está cimentado en la mente de la gente que la baja diversidad genética es algo malo”, dice Jacqueline Robinson de la institución. “Pero nuestro estudio muestra que la realidad tiene más matices que eso”.
El equipo de Robinson recolectó 20 genomas de vaquita marina. Específicamente, de animales que murieron entre 1985 y 2017, para analizar el caso desde el punto de vista evolutivo. Con ello, llegaron a la conclusión de que, a través del tiempo, los genes de estos ejemplares son «extremadamente similares» a las que todavía viven en la actualidad.
Los investigadores reconocieron que dar alternativas de redes a las comunidades locales es una necesidad urgente, documenta National Geographic, para evitar que las vaquitas queden atrapadas. Aún así, la especie enfrenta serios obstáculos para poder restablecerse hasta niveles aceptables.
En aras de una población más nutrida, sólida y sana
Aunque apenas queda una decena de vaquitas marinas en México, parece ser que podría gestarse una población más nutrida, sólida y sana. La única condición que los científicos en Estados Unidos identificaron para que la especie pueda restablecerse hasta niveles saludables es la reducción drástica e inmediata en la pesca ilícita.
El problema es que, en julio de 2021, las autoridades mexicanas relajaron las medidas de protección para la especie en el Golfo de California. Oficialmente, de acuerdo con la cobertura de Associated Press, el Estado abandonó «la política de mantener una zona libre de pesca» en torno al sitio en donde habitan los últimos ejemplares de vaquita marina.
De no restringirse este paso a la pesca industrial, la vaquita marina mexicana difícilmente llegará a la siguiente década.
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