Un nuevo estudio enseñó a dos chimpancés a caminar erguidos. También son los querellantes en una demanda histórica.
Al fin aparecen en público los querellantes de una demanda histórica que busca derechos legales para los chimpancés. Pero no en la corte, sino en un estudio sobre la mecánica de la marcha bípeda.
Publicado el 6 de octubre en la revista Nature Communications, el estudio informa que dos chimpancés que aprendieron a caminar erguidos se mueven de manera más semejante a los humanos de lo anticipado, lo que podría aludir a los orígenes evolutivos de nuestra marcha.
Sin embargo, alude a mucho más que eso. La investigación se llevó a cabo con Hércules y Leo, dos chimpancés de 7 años del laboratorio de la antropóloga Susan Larson, en la Universidad de Stony Brook. A principios del verano, los primates fueron objeto de atención mundial cuando activistas de Nonhuman Rights Project argumentaron, ante una corte de Nueva York, que Leo y Hércules debían considerarse, legalmente, personas con el derecho de ser libres.
Aunque los querellantes no estuvieron presentes en la audiencia, los reportajes noticiosos de la demanda ?eventualmente sobreseída, aunque ya en proceso de apelación- fueron ilustrados con fotografías genéricas de chimpancés. Ahora, el video (abajo) que acompaña al nuevo estudio es la primera oportunidad que tendrá mucha gente de ver a los simios, cuyo aspecto vuelve a plantear la interrogante: ¿Un chimpancé es una persona?
Depende de quién responda. Si persona es sinónimo de humano, entonces, por definición, el pariente vivo más cercano de Homo sapiens es nadie. Pero si persona ?en un contexto filosófico más que legal- significa tener rasgos que se consideran fundamentales para la experiencia humana, entonces varias líneas de evidencias científicas proponen que los chimpancés reúnen los requisitos.
Qué es una persona?
Varios centenares de estudios describen la riqueza cognitiva, emocional, de comunicación y vida social del chimpancé. ?Si pensamos en ?personas? como individuos autónomos capaces de recordar, planificar y actuar como consecuencia de esos planes, definitivamente no hablamos solo de características ?humanas??, dice Catherine Hobaiter, primatóloga de la Universidad de St. Andrews, quien ha traducido gestos de chimpancés.
Según ese estándar, la vida interior de los chimpancés no es idéntica a la nuestra, pero se parece lo suficiente para calificar como personas. No obstante, que deba aplicarse a un contexto legal, donde el término ?persona? designa a una entidad susceptible de derechos, es un tema controvertido.
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Por ahora, solo los humanos y sus creaciones (como corporaciones o barcos) son personas legales. Y en opinión de Steve Wise, fundador de Nonhuman Rights Project, esta es una omisión: la condición de persona no se fundamenta en ser parte de una especie, sino en el respeto a la capacidad de un individuo para tomar decisiones significativas; en una palabra, su libertad.
Otros, como Richard Cupp, erudito de la Universidad Pepperdine, y el juez de otra demanda de Nonhuman Rights Project, afirman que la condición de persona está supeditada al cumplimiento de responsabilidades sociales. Cosa que, obviamente, está fuera del alcance de los chimpancés.
Hobaiter cree que los chimpancés ?y muchas otras especies- deben tener ciertos derechos legales, incluyendo el derecho de no vivir en cautiverio para beneficio humano. En cambio, Steve Ross, director del Centro para el Estudio y la Conservación de Simios del Parque Zoológico Lincoln de Chicago, tiene la filosofía de que los chimpancés son personas, mas no respalda sus derechos legales.
?La cosa se pone difícil cuando pasamos de las amplias definiciones filosóficas a las ramificaciones legales?, explica Ross, quien prefiere buscar otros medios para ayudar a los chimpancés. Es presidente de la junta del santuario Chimp Haven y pugnó por una reciente legislación del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos que clasificó a los chimpancés cautivos como una especie en peligro, la cual puso fin a las investigaciones médicas invasivas a que estaban sometidos 700 chimpancés que aún vivían en laboratorios estadounidenses.
Según informes, la investigación con Hércules y Leo ha concluido y ambos serán enviados a un santuario. Para Ross, independientemente de que se les considere personas o no, lo relevante es que los chimpancés han tenido una vida muy dura.
Los dos llegaron a Stony Brook en 2010, casi en su infancia. Ross explica que, en estado salvaje, habrían pasado estos años en contacto casi continuo con sus madres. En vez de ello, vivieron encerrados, teniéndose uno al otro y a los investigadores por toda compañía.
?Les brindaron atención?, reconoce Ross, ?pero eso no resarcirá el daño causado por la separación materna?.
Video: (en inglés)
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