Tras reconstruir la historia de Argolandia, uno de los mayores misterios de la geología, los científicos saben qué pasó con este continente.
Desentrañar la historia geológica del planeta es una labor que requiere mucha investigación, pero los frutos de este trabajo nos permiten conocer mejor cómo ha cambiado la Tierra a lo largo de su existencia. Estas transformaciones, aunque radicales, son casi imperceptibles para nosotros. No obstante, el conocimiento, por ejemplo, del supercontinente Pangea es cada vez más certero, mostrándonos la configuración y unidad que alguna vez tuvieron los actuales continentes. Aún con estos progresos, los expertos tienen una lista de misterios geológicos por resolver. Hasta hace poco, Argolandia era uno de ellos.
Tiene ya varios años que los geólogos saben que una fracción de continente, de 5 mil kilómetros de largo, se separó de Australia Occidental. Esto habría ocurrido hace 155 millones de años, y se supo a raíz del espacio que quedó: una cuenca oculta en las profundidades del océano nombrada como la Llanura Abisal de Argo.
Igualmente, el relieve submarino da nombre al continente: Argolandia. Las estimaciones, fundadas en la estructura del fondo marino, sugerían que esta porción de tierra debió desviarse hacia el noroeste, ubicándose donde actualmente yacen las islas del Sudeste Asiático.
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Aunque los indicios eran fuertes, lo que desconcertaba a los científicos es el hecho de que por debajo de esos territorios insulares no hay rastro alguno de Argolandia. El misterio seguía: hacia donde se desplazó el antiguo continente.
Un grupo de geólogos de la Universidad de Utrecht tiene una respuesta, luego de reconstruir la historia del continente perdido. Su trabajo se presenta en un artículo reciente de la revista Gondwana Research.
Reconstruyendo la historia de la Tierra
A diferencia de otras reconstrucciones geológicas, la de Argolandia fue especialmente difícil, puesto que este continente no dejó rastros en forma estratos rocosos plegados.
De acuerdo a lo presentado en un comunicado de la universidad, el equipo a cargo de este trabajo se llevó siete años en armar el “rompecabezas”, ya que, como dicen ellos, estaban ante “islas de información”.
Para este caso, indagar en la constitución geológica del Sudeste Asiático representó una serie de retos distintos a los que supone trabajar en otras regiones. Para ejemplificar, los expertos señalan que en lugares como África y Sudamérica la labor resulta mucho más sencilla, dado que en esos continentes la división fue en dos partes. Argolandia, por el contrario, se fragmentó en muchos pedazos.
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Los científicos descubrieron que los fragmentos del continente perdido llegaron a sus lugares actuales, más o menos, al mismo tiempo. De acuerdo con ellos, todo esto formaba un collage que reveló que Argolandia se oculta bajo las verdes selvas de gran parte de Indonesia y Myanmar.
«Esas reconstrucciones son vitales para nuestra comprensión de procesos como la evolución de la biodiversidad y el clima, o para encontrar materias primas. Y a un nivel más fundamental: para entender cómo se forman las montañas o para averiguar las fuerzas motrices de la tectónica de placas; dos fenómenos estrechamente relacionados”, explica el geólogo Douwe van Hinsbergen, de la Universidad de Utrecht, y autor principal del estudio, en el comunicado.
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