El exitoso lanzamiento y regreso del Falcon 9 marca el inicio de una nueva era de vuelos espaciales comerciales rentables.
Imagínalo como la diferencia entre seguir comprando montones de pilas e invertir en un juego de baterías recargables.
El lunes por la noche, SpaceX logró lanzar y regresar a la tierra su Falcon 9 de clase orbital, marcando el inicio de una nueva era en que los cohetes reusables harán un poco más rentable el envío de sondas y personas al espacio.
?¡Bienvenido, nene!?, tuiteó Elon Musk, CEO de SpaceX, después del aterrizaje.
Fue una hazaña parecida a ?lanzar un lápiz sobre el edificio Empire State, hacerlo regresar, bajar y aterrizar en una caja de zapatos en el suelo; en un ventarrón?, explicó Tim Urban durante la transmisión en vivo del lanzamiento y el aterrizaje, los cuales ocurrieron a casi 10 kilómetros de distancia entre sí cerca de Cabo Cañaveral, Florida.
SpaceX había hecho dos intentos previos y ahora, finalmente, ha conseguido que una sección de su Falcon 9, cohete de 23 pisos de altura, regrese a la plataforma de aterrizaje.
El logro podría anunciar una era en que los vuelos espaciales serán un poquitín más rentables, pues normalmente, los costosos cohetes se desechan o destruyen durante el reingreso, lo que obliga a volver a construir las mismas partes para cada lanzamiento.
Sin embargo, con los cohetes reusables, las compañías podrían ahorrar cientos de millones de dólares en costos de lanzamiento.
A las 8:29 horario del este, el Falcon 9 despegó de la plataforma de lanzamiento transportando 11 satélites pequeños de ORBCOMM, compañía de comunicaciones de Nueva Jersey. Se elevó 201 kilómetros sobre la Tierra y entonces, la primera etapa del cohete ?la parte que hace todo el trabajo pesado y la propulsión- dio vuelta y regresó a casa. Al aproximarse a la plataforma de aterrizaje, el cohete de 15 pisos de altura encendió sus motores, desplegó sus patas de aterrizaje y tocó tierra envuelto en una gloriosa llamarada anaranjada, apenas diez minutos después de dejar la superficie del planeta.
El aterrizaje fue un éxito muy necesario para SpaceX, cuyo último intento de lanzar un Falcon 9 a la Estación Espacial Internacional terminó segundos después del despegue, con la desintegración del cohete. Las dos veces anteriores que la compañía privada de vuelos espaciales trató de regresar un cohete a la Tierra, tampoco salieron bien: la primera etapa del Falcon 9 chocó o se volcó durante el intento de aterrizar en una barcaza en el mar.
A pesar del entusiasmo provocado por este logro, cabe señalar que no es la primera vez que un cohete no tripulado aterriza verticalmente en la Tierra. De hecho, ocurrió el mes pasado, cuando Blue Origin ?compañía de vuelos espaciales propiedad de Jeff Bezos, CEO de Amazon- posó en suelo texano su cohete New Shepard, mucho más pequeño. Quizás con la intención de recordar a Musk que él fue el primero en lograr la proeza, Bezos respondió al aterrizaje de SpaceX con este breve comentario mordaz en Twitter:
?Felicidades @SpaceX por aterrizar el impulsor suborbital del Falcon. ¡Bienvenido al club!?.
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