El Linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células del sistema linfático (parte del sistema inmunológico del cuerpo) llamados linfocitos, los cuales son un tipo de glóbulo blanco que ayuda a combatir las infecciones del cuerpo.
El Linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células del sistema linfático (parte del sistema inmunológico del cuerpo) llamados linfocitos, los cuales son un tipo de glóbulos blancos que ayudan a combatir las infecciones del cuerpo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en México, en 2012 la incidencia en casos de Linfoma de Hodgkin fue de aproximadamente 1500 personas por cada 100 mil habitantes y de Linfoma no Hodgkin alrededor de 4600 por cada 100 mil habitantes.
Y la diferencia es?
Existen dos clases de linfomas, el de Hodgkin y el de no Hodgkin y su diferencia radica principalmente en las características de las células malignas, cómo se comportan, se propagan y cómo responden al tratamiento, de modo que es importante diferenciarlos a través de pruebas específicas de laboratorio como una biopsia y evaluación microscópica de las células cancerígenas.
Los linfomas algunas veces son tumores que pueden sentirse o verse debajo de la piel o pueden aparecer más internamente dentro del cuerpo y se presentan síntomas como fiebre, hinchazón de ganglios en cuello, axilas e ingles, fatiga, nauseas, vómitos, falta de apetito, sudores nocturnos, tos, dolor abdominal, dolores de cabeza, prurito y pérdida de peso.
Tratamientos sin fronteras
Aunque las cifras de esta enfermedad son preocupantes, el Cancer Treatment Centers of America (CTCA) cuenta con una Red de reconocidos oncólogos que trabajan para buscar los mejores tratamientos en Estados Unidos y por medio de la primera oficina fuera de ese país, ubicada en México, desde abril de este año, se buscan las mejores opciones de tratamientos basados en el diagnóstico y necesidades de cada paciente, ya que el éste depende del estadio del linfoma.
Aunque generalmente se usa la quimioterapia y la radioterapia, en casos más graves, cuando no responden a la quimioterapia, se puede intentar el trasplante de médula ósea.
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