Nuevo estudio defiende la construcción de un telescopio espacial de tamaño gigante capaz de producir imágenes cinco veces más nítidas que el Hubble.
Conforme el Telescopio Espacial Hubble se aproxima a la senectud, un nuevo informe ofrece la emocionante visión de un telescopio espacial que entraría en línea a principios de la década de 2030.
El Telescopio Espacial de Alta Definición (HDST, por sus siglas en inglés) flotaría a 1.6 millones de kilómetros de la Tierra y contaría con 54 espejos que, combinados, formarían una superficie 25 veces mayor que la del Hubble. Suficiente potencia para explorar infinidad de exoplanetas semejantes a la Tierra, detectar señales de vida, desentrañar secretos ocultos sobre el nacimiento de galaxias como la Vía Láctea y estudiar nuestro sistema solar con asombroso detalle. Y también podría crear imágenes de nitidez tan impactante que opacarían las impresionantes fotografías del Hubble. (Lee: Los éxitos del Hubble)
Hubble aún tiene algunos años por delante para hacer importantes descubrimientos y su sucesor, el Telescopio Espacial James Webb, empezará a escanear los cielos en 2018. Sin embargo, los astrónomos saben que nunca es demasiado pronto para ponerse a pensar en lo que sigue.
?La gente de NASA dijo que no debíamos tener miedo de ser audaces?, señala Marc Postman, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial y miembro del comité de científicos e ingenieros que redactó el informe. ?Así que lo fuimos?.
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Es comprensible que Postman y colegas aprovecharan la ocasión para mostrar audacia, pues los astrónomos han aprendido, por experiencia, que cada incremento importante en la potencia de los telescopios conduce a descubrimientos que nadie podría haber anticipado. Un ejemplo que hizo noticia ocurrió en 1995, cuando Hubble descubrió miles de millones de galaxias en los límites del universo visible.
Cómo detectar vida alienígena
Para detectar un gemelo potencial de la Tierra que sea capaz de sustentar la vida, un telescopio no solo debe visualizar un planeta tenue en extremo, sino resolver ?o separar- dicho planeta de las estrellas cercanas. Los telescopios Hubble o James Webb tienden a fundir esas imágenes, como sucede cuando los faros de un auto que se aproxima, a kilómetros de distancia, se fusionan en un solo punto de luz. Pero cuanto más grande es el espejo, mayor es su resolución; sobre todo en el espacio, donde no hay atmósfera que difumine la imagen.
Por último, es necesario bloquear la estrella huésped del planeta (análoga a nuestro sol); de lo contrario, su brillantez podría encubrir la débil luz de un planeta cercano (imagine que trata de ver una vela colocada junto a un poderoso reflector). Para ello, HDST tendría un coronógrafo; en esencia, una máscara capaz de bloquear la estrella, del mismo modo que usamos un puño para bloquear al sol cuando levantamos la mirada para ver un avión.
Si combinamos todo eso, dice Sara Seager, astrónoma de MIT y copresidenta del comité, ?es probable que encontremos docenas y docenas de planetas terrestres [o similares a la Tierra] a unos 100 años luz de nosotros?. Y en nuestra búsqueda de vida harán falta muchos, agrega, porque no todos los planetas similares a la Tierra estarán habitados, necesariamente.
HDST escaneará las atmósferas de esos planetas en busca de signos de actividad biológica. Por ejemplo, la presencia de oxígeno sería una buena señal, debido a que es una molécula muy reactiva que se combinaría rápidamente con otras moléculas si no hubiera organismos vivos que la renovaran constantemente. (Lee: Los planetas parecidos a la Tierra)
Entre tanto, el tamaño y la resolución de HDST se complementarían con sensibilidad a la luz ultravioleta, lo que permitiría estudiar la formación y evolución de las galaxias. Postman explica que la visión ultravioleta ?permite visualizar una red de gas cósmica que entra y sale de la Vía Láctea y otras galaxias?. Ese gas sirve para determinar cómo evoluciona una galaxia y HDST ayudaría a los astrónomos a observar dicho flujo en cientos de galaxias cercanas.
Incluso sería posible observar estrellas individuales, hasta del tamaño del Sol de esas galaxias. En conjunto, todas esas características darían a los científicos lo que Postman denomina ?un compendio para interpretar los diferentes tipos de galaxias?.
HDST también sería ?fabuloso para desentrañar muchas cosas de nuestro sistema solar exterior?, afirma Heidi Hammel, astrónoma de Associated Universities for Research in Astronomy (AURA), organización que comisionó el informe, aunque Hammel no participó en su preparación.
Más cerca de nosotros, el nuevo telescopio podría tomar imágenes repetidas de las atmósferas de Urano y Neptuno, de las cuales solo contamos con instantáneas del Voyager 2. Así mismo, podría dar un vistazo a varios primos de Plutón en el helado Cinturón de Kuiper, descubierto hace aproximadamente una década en el sistema solar exterior. ?Podríamos resolver cada objeto grande del Cinturón de Kuiper, incluidos Eris, Haumea, Makemake y Quaoar?, asegura Hammel.
Hay que pagar por la vista
Por supuesto, todo esto tiene un precio. El costo original del telescopio Webb era de 500 millones de dólares, pero al final el monto creció diez veces, consumiendo los fondos de otros proyectos de astrofísica. ?HDST es justo el tipo de ciencia emocionante e inspiradora que NASA debiera estar haciendo?, dice David Spergel, astrofísico de Princeton que tampoco participó en el informe. ?Con suerte, aprendimos una lección importante con [Webb], y administraremos y planificaremos más sabiamente este proyecto?.
Los autores del informe HDST dicen estar conscientes del problema. Según ellos, gran parte del sobrecoste de Webb se debió a la necesidad de desarrollar tecnologías completamente nuevas, muchas de las cuales pueden aprovecharse en el nuevo telescopio. Además, Webb fue diseñado para operar a temperaturas mucho más bajas que HDST, de suerte que tuvieron que probar sus componentes en habitaciones frías, cosa que no será necesaria con el nuevo telescopio.
Tal vez lo más importante de todo, desde la perspectiva política, es que los autores del informe evitaron ?sabiamente- hacer promesas que no podían cumplir. ?Ni siquiera intentamos calcular costos?, revela Julianne Dalcanton, de la Universidad de Washington, la otra copresidenta del comité. ?Era imposible, porque todavía no tenemos suficientes detalles. La tecnología avanza tan rápidamente que lo que hoy parece difícil puede no serlo en cinco años?.
?Espero vivir lo suficiente para usar esta cosa?, agrega Dalcanton, ?porque será fantástica?.
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