La vacuna contra la COVID-19 marcó un antes y un después en la crisis sanitaria global. Países de todo el mundo reportaron reacciones adversas a los biológicos, algunas provocaron que la aplicación de las dosis fueran suspendidas.
En este cúmulo de efectos secundarios, en las redes irrumpieron testimonios de personas que compartieron cambios en su ciclo menstrual posteriores a la vacunación. Algunos efectos fueron desestimados por los expertos, sin embargo, ahora conocemos que esto es una realidad.
La ciencia ha demostrado que la inmunización puede generar alteraciones en la duración o en el patrón de sangrado. Los efectos de la vacuna actualmente se asocian a ‘pequeños’ cambios en el ciclo menstrual. Un último descubrimiento pone el foco en el periodo de aplicación de la vacuna.
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Expertos del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) lideraron un estudio que muestra que la aplicación de la vacuna después de la ovulación (fase lútea), podría evitar el incremento de la duración del ciclo menstrual.
En este estudio se analizaron más de 1.800 ciclos de 371 usuarias recogidos por la aplicación App Lunar, dedicada al monitoreo del ciclo menstrual, entre septiembre de 2020 y febrero de 2022.
La plataforma agregó una funcionalidad para que las personas registraran la dosis y la marca con la que habían sido inmunizadas, así como el país. Esto permitió conocer lo que estaba sucediendo, los resultados fueron publicados en la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology.
El estudio se basó en el método epidemiológico conocido como Self-Controlled Case Series. Este permite que los participantes comparar los ciclos tras la aplicación de la vacuna contra la COVID-19.
“Se observó que las personas que lo habían hecho durante la fase folicular, es decir, antes de la ovulación, presentaban un incremento medio de la duración del ciclo de un día, mientras que las personas que se habían vacunado durante la fase lútea no presentaban incremento alguno”, destaca Borja Velasco, quien formó parte del grupo de expertos.
De las mujeres vacunadas en la fase folicular, el 11 % experimentó un aumento en la duración del ciclo menstrual de más de 8 días, un valor clínicamente significativo por los científicos.
La conclusión de la investigación señala que la vacunación durante la fase lútea tendría un efecto protector sobre los trastornos del ciclo menstrual relacionados con la vacuna, en comparación con la vacunación durante la fase folicular.
“Los resultados presentados sugieren considerar la fase del ciclo menstrual para el diseño de futuras políticas de vacunación contra el COVID-19 y recomendar la vacunación durante la fase lútea”, dice un extracto de la investigación.
La fase menstrual es importante para minimizar las alteraciones en el ciclo, y prevenir un potencial aumento en la duración.
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