Por primera vez, astrónomos predicen con toda confianza cómo visualizar este tipo de explosión luminosa, la cual será visible a simple vista.
Dentro de cinco años, podrás ser testigo de la aparición de una nueva ?estrella? en el cielo nocturno, una gema cósmica que relucirá en el ala norte de la constelación de Cygnus (el Cisne) durante gran parte de un año.
Por primera vez, los astrónomos predicen con confianza que un sistema estelar específico estallará dentro de un periodo de tiempo definido, volviéndose 10,000 veces más brillante de lo que es ahora. La explosión será visible a simple vista desde la Tierra, y podría ser tan luminosa como Polaris, la estrella del norte.
?Hemos previsto la fecha de explosión para 2022, con margen de error de un año más o menos?, dice Larry Molnar, astrónomo de Calvin College, quien presentó la predicción el pasado 6 de diciembre de 2016 durante una reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense en Grapevine, Texas.
?Será un cambio drástico en el cielo, ya que cualquiera podrá verlo. No necesitarás un telescopio para decirme, en 2023, si tuve razón o no?.
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Problema por partida doble
Hacer una cuenta atrás hasta semejante caos estelar es algo único en astronomía, pues normalmente esos acontecimientos implican esperar a que las estrellas estallen y confiar en que los telescopios estén enfocados en el lugar preciso y en el momento exacto.
?Esta es la primera vez en la historia que se predice una explosión. Todavía no sabemos si es acertada o no, pero es la primera vez que podemos hacer semejante predicción?, afirma Molnar.
A unos 1,800 años luz de distancia, las estrellas en cuestión reciben el nombre conjunto de KIC 9832227. Son una pareja binaria eclipsante, lo que significa que giran una alrededor de la otra, cada cual ocultando brevemente a su compañera desde la perspectiva del observador terrestre.
Hasta hace poco, los astrónomos ni siquiera sabían que ese punto de luz titilante era más que una estrella. En 2013, la astrónoma Karen Kinemuchi, del Observatorio de Apache Point, sugirió que los parpadeos de luz podían significar que dos estrellas estaban bloqueándose mutuamente de manera periódica, e investigaciones posteriores de Daniel van Noord, estudiante de Calvin College, determinaron que así era.
Con base en la periodicidad y profundidad de los eclipses, los astrónomos determinaron que una de las estrellas binarias es casi 40 por ciento más grande que el sol, mientras que la otra tiene apenas un tercio del tamaño del sol.
Pero hay más. Durante al menos 15 años, KIC 9832227 ha estado en la mira de los telescopios, incluido el cazador de planetas de NASA, el telescopio Kepler, que ha fijado su ojo en el sistema durante casi cuatro años.
Y ahora, los científicos saben que las estrellas están tan cerca entre sí que, probablemente, comparten una cubierta gaseosa común; eso significa que, conforme el sistema gira, parece más un maní cósmico que dos pequeños puntos de luz.
?Las dos estrellas se orbitan cada 11 horas, y ambas giran en sincronismo con sus órbitas, de modo que siempre se enfrentan por la misma cara?, explica Molnar.
Una danza mortal
Sin embargo, mientras los astrónomos procesaban más de una década de observaciones, se percataron de que sucedía algo extraño: las estrellas se eclipsaban cada vez con más frecuencia, casi como si estuvieran en una espiral que las acercara.
Armados con más de 32,000 imágenes del sistema, captadas con el telescopio de Calvin College, Molnar y sus colegas pudieron calcular que la tasa de eclipses aumentaba constantemente.
?Estos cambios indican que algo interesante ocurre en las estrellas, más allá de la fuerza de gravedad básica?, comenta Molnar.
Esas observaciones fueron similares a lo que vio el astrónomo Romuald Tylenda en el sistema V1309 Sco, justo antes que se volviera nova, inesperadamente, en 2008. No obstante, antes de concluir que la colisión de KIC 9832227 era inevitable, el equipo tenía que descartar una tercera estrella intrusa y confirmar el cambio esperado en la tasa de eclipses.
Los cálculos más recientes sugieren que si la velocidad a la cual se está fusionando KIC 9832227 sigue la misma tendencia que V139 Sco, el par se unirá hacia el año 2022. Cuando las estrellas choquen, producirán lo que se conoce como una nova roja, una explosión situada entre el resplandor de una supernova catastrófica y una nova clásica común y corriente.
En cualquier caso, la pirotecnia estelar será lo bastante brillante para percibirla a simple vista desde la Tierra.
?Explosiones de esa dimensión ocurren en nuestra galaxia una vez en una década ?apunta Molnar-. Este caso es inusual debido a la cercanía de la estrella, de allí la brillantez que veremos. Este caso [también] es único por tratarse de la primera vez que alguien ha predicho una explosión de manera anticipada?.
Ahora, los científicos expectantes tendrán la oportunidad de estudiar a la pareja antes, durante y después de uno de esos espectáculos de luz estelares; si realmente llega a ocurrir.
?El tema es cautivador? todos tenemos una fascinación morbosa por conocer la hora de muerte ?dice Shri Kulkarni, del Instituto de Tecnología de California, quien fue el primero en identificar las novas rojas como un tipo específico de explosión estelar-. No es un resultado seguro, pero tampoco es inverosímil?.
Y aunque las estrellas no monten el esperado espectáculo de fuego, observar el sistema estelar ofrecerá pistas valiosas sobre la manera en que viven y mueren las estrellas, o quizás revele alguna fuerza aún desconocida capaz de perturbar las órbitas de las estrellas.
?Aunque sería decepcionante no verlas estallar, un resultado alternativo bien podría ser interesante por sí solo?, concluye Molnar.
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