Podría ser que las alpacas de la Cordillera de los Andes tengan un anticuerpo que neutraliza las variantes más peligrosas de COVID-19 registradas hasta hoy.
En 2020, un equipo de investigadores en Chile encontró un anticuerpo en el organismo de las alpacas que resultó ser efectivo para combatir las infecciones por COVID-19. Hoy, a un año de realizado el hallazgo en la Universidad Austral de Chile (UACh), el remedio es efectivo para combatir las mutaciones brasileña, británica y sudafricana del virus, las más difíciles de tratar registradas hasta la fecha.
Un remedio latinoamericano
Las alpacas son oriundas de la Cordillera de los Andes, que se extiende desde Perú hasta Chile. Son animales resistentes a la crudeza de los inviernos andinos, así como a la precariedad de alimentos y recursos que se vive en ese ecosistema montañoso durante largos meses en el año.
A diferencia de sus primos arábicos, los camellos, las alpacas son animales muy sociales, que suelen de pastar en comunidades numerosas, y disfrutan de la compañía humana. En abril de 2020 se logró identificar y reproducir el anticuerpo W25, que puede neutralizar diversas cepas de COVID-19. La sorpresa fue que está disponible en el sistema inmune de las alpacas latinoamericanas.
El tipo de alpaca del que se extrajo en ese entonces es la subespecie Buddha, «que resulta ser uno de los mejores neutralizantes que existe, muy estable a la nebulización y a condiciones extremas de temperatura, lo que la convierte en una excelente opción terapéutica», indicó la Universidad Austral de Chile en un comunicado.
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Una alternativa muy accesible
Los resultados obtenidos de manera conjunta entre la institución chilena y la Universidad de Queensland en Australia mostraron que el anticuerpo W25 puede neutralizar las variantes más peligrosas de COVID-19. Alejandro Rojas, jefe del Laboratorio de Biotecnología Médica de la UACh, lamenta severamente que el proyecto de investigación no haya recibido el apoyo económico necesario.
De acuerdo con el diario oficial de la universidad chilena, las pruebas siguientes estarán dirigidas a la eficacia antiviral del tratamiento que se está desarrollando internamente:
El equipo espera completar los ensayos de eficacia y toxicidad para presentar los antecedentes frente ante el Instituto de Salud Pública (ISP), para la implementación de un estudio clínico de Fase 1 que pruebe la seguridad del antiviral en pacientes y posteriormente realizarlo en Fase 2 con pacientes infectados por SARS-CoV-2.
No sólo eso: los investigadores chilenos encontraron propiedades muy estables en la expresión del anticuerpo, que permite bloquear la transmisión del virus. Esto permitiría que se pudiera producir a nivel global, para ponerse a disposición de la población en todo el mundo. Además de todo, promete ser una terapia de bajo costo.
Rojas asegura que si el apoyo se hubiese conseguido desde abril del año pasado, los ensayos ya estarían en fases clínicas. Según el experto, esta alternativa aportaría enormemente a combatir la emergencia sanitaria en toda la región latinoamericana. Mientras tanto, el objetivo del equipo chileno se mantiene: llevar el W25 de manera sintética a más pacientes de manera segura y eficaz.
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