Si la formación de los diamantes ocurre en las condiciones más extremas del planeta ¿cómo llegan a la superficie, donde son extraídos por la mano humana? Aquí te contamos la respuesta del enigma
Aproximadamente 160 kilómetros debajo de la superficie terrestre, se produce naturalmente uno de los materiales más valorados por los seres humanos: los diamantes. Por décadas, los científicos que estudian la Tierra se han preguntado la relación entre la formación de los diamantes y el lugar de su extracción.
Es complicado dar una respuesta, pues la mina más profunda del mundo está a 4 kilómetros de la superficie. Mientras que esa profundidad parece pequeña en comparación con las capas del planeta, para las capacidades humanas, 4 kilómetros bajo tierra podrían ser fatales.
Para que los diamantes puedan llegar a nuestras manos, tienen que hacer un largo recorrido desde las entrañas de la Tierra pero ¿que hace que sea posible el movimiento de objetos inanimados? Gracias a los superordenadores, el misterio podría estar resuelto.
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¿De dónde vienen los diamantes?
Incrustados en grandes estructuras geológicas de kimberlita, los diamantes recorren un largo camino para llegar a la superficie terrestre. La kimberlita es un tipo de roca ígnea, proveniente de los volcanes. Cuando éstos hacen erupción, expulsan con ellos la kimberlita que contiene dentro los diamantes. De esta forma los diamantes son expulsados de las inalcanzables capas de la Tierra.
El misterio se resolvió gracias a la simulación en una supercomputadora que recreó la actividad volcánica de la kimberlita durante los últimos 200 millones de años. En la investigación publicada en Nature Geoscience, los autores decubrieron ‘pilares de calor’.
“Calculamos los movimientos del calor hacia arriba desde el núcleo y descubrimos que amplias corrientes ascendentes del manto, o ‘pilares de calor’, conectan la Tierra muy profunda con la superficie», escribió el equipo en una declaración. «Nuestro modelo muestra que estos pilares suministran calor debajo de las kimberlitas y explican la mayoría de las erupciones en los últimos 200 millones de años.»
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