Con tanta gente (e insectos) arremolinándose en torno de la flor cadavérica más reciente, decidimos averiguar porqué esta planta huele tan mal.
Ha terminado la espera de los chicaguenses que ansiaban aspirar el hedor a carne putrefacta de la flor de una planta gigante. Alice, la flor cadavérica del Jardín Botánico de Chicago finalmente se abrió, hace unos días, redimiendo así a la institución después que otra planta, llamada Spike, decepcionara a sus admiradores, el mes pasado, cuando no logró florecer. (Lee: ¿Por qué nos gusta oler cosas pestilentes?)
Para el olfato humano, la flor cadavérica es una de las plantas más apestosas del mundo, mas los escarabajos peloteros y las moscas perciben oportunidades en su aroma.
?Creen que, en alguna parte, hay carne podrida donde depositar sus huevos y eso ayuda a polinizar la flor cadavérica?, explicó Mo Fayyaz, director del invernadero y el jardín del departamento de botánica en la Universidad de Wisconsin, durante una entrevista con National Geographic en 2013, cuando otros grupos de visitantes hacían fila para oler la flor putrescente del Jardín Botánico de Estados Unidos. ?Su olor es desagradable para nosotros, pero maravilloso para las moscas?.
Muchos están relatando sus encuentros con la fétida flor en los medios sociales y al parecer, valió la pena esperar.
Pero, ¿por qué nos gusta tanto la maloliente flor?
Nuestra colega, Erika Engelhaupt, sugiere que podría deberse a un poco de masoquismo benigno, al deseo de poner a prueba nuestras narices ?y emociones- en un ambiente apestoso, pero seguro.
¿Por qué huele tan mal?
Endémica de Indonesia, la flor cadavérica prefiere ambientes de mucho calor y humedad, y abundante espacio.
Sin embargo, llamarla flor es un error, pues se compone de varias flores agrupadas alrededor de la base del tallo (espádice), ocultas por la falda bermellón (espata) de la planta. Y al mirar su tallo gigante, podemos explicarnos la inspiración de su nombre latino, Amorphophallus titanum (David Attenborough acuñó el nombre titan arum como una alternativa más sutil).
Su característico perfume se debe a varias moléculas que huelen mal por su cuenta y que en conjunto, atraen moscas, escarabajos y personas a la flor con forma de cáliz. Una de ellas, llamada trimetilamina, huele a pescado podrido; y otra, el ácido isovalérico, tiene un tufo a ?queso?, como el sudor que impregna y apesta los calcetines de gimnasia.
?Las flores emiten olores azufrosos y ese es el ?botón mágico? para las moscas?, dijo a National Geographic Rob Raguso, ecologista químico y profesor asociado de la Universidad de Cornell. Y además, se calienta; de hecho, la flor alcanza la temperatura del cuerpo humano, de modo que resulta mucho más convincente para los insectos amantes de la carne. ?Las moscas llegan volando desde muy lejos, se posan y entonces, buscan rincones oscuros dentro de la flor para depositar sus huevos?.
Según Bill McLaughlin, curador de plantas del Jardín Botánico de Estados Unidos, los polinizadores se introducen en los espacios más estrechos de la flor cadavérica atraídos por el abrumador olor a carroña y al hacerlo, quedan cubiertos de polen.
Con suerte, volarán a la siguiente flor apestosa que encuentren y la polinizarán.
Observa en este video cómo el personal del Jardín Botánico de Chicago poliniza la flor a mano:
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