Un joven científico argentino encontró un remedio para reducir la acumulación de tanto plástico en nuestro planeta: vasos biodegradables, hechos de algas. La ONU tuvo la oportunidad de entrevistarlo. Esto fue lo que compartió.
Jerónimo Batista Bucher desde los 12 años se sintió atraído por la ciencia y representó a su escuela en distintas olimpiadas nacionales e internacionales. A los 18, cuando estaba terminando su educación secundaria, detectó que la acumulación de utensilios de plástico durante los recreos escolares era excesiva, y requería de una solución inmediata.
“Me di cuenta de que los chicos tomaban un trago de agua y desechaban los vasos, los cestos de basura rebalsaban, y lo mismo ocurría en todos los lugares públicos, en hoteles, oficinas, hospitales, eventos, así empecé a pensar como personalmente podía contribuir a cambiar eso”, expresó a la ONU Jerónimo Batista Bucher, un argentino oriundo de Vicente López, provincia de Buenos Aires que, con 21 años, ya es un joven emprendedor destacado no solo en su país sino también en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.
Por lo que, buscó una alternativa ecológica destinada a modificar los hábitos de consumo nocivos, causantes de que ocho millones de toneladas de plástico invadan los océanos anualmente.
Un vaso biodegradable, con el mismo formato que los descartables, cuya materia prima son extractos de algas que se producen en entornos naturales marinos o canales. Pueden contener distintos líquidos, servir para composta luego de ser utilizados o abandonarse sobre la tierra donde se degradarán naturalmente en menos de dos semanas.
El desafío de producir estos vasos biodegradables es la misión actual de este joven científico que cursa el cuarto año de la carrera de Biotecnología en la Universidad de San Martín. Por lo que, trabaja incansablemente para perfeccionar el prototipo de la máquina, que recibe el nombre de “Souri” y que fabrica los innovadores recipientes que ayudarán a proteger el planeta.
“Desde que lancé el laboratorio de desarrollo en la universidad, a finales del año pasado, he podido acelerar el proceso de investigación aplicada, con el objetivo de lograr la construcción de las máquinas lo antes posible”, aseguró Jerónimo, cuyo proyecto está aún en período de prueba y a la espera de financiamiento. En este enlace puedes encontrar el artículo completo.
Por su descubrimiento, Jerónimo ya es reconocido y se transformó en fuente de inspiración para los jóvenes.
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Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por la ONU.
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