Existen muchos mitos acerca de la alimentación que debe tener una mujer embarazada, pero siempre se debe tener en cuenta que tanto la madre como el bebé deben recibir la mayor cantidad de nutrientes posibles.
Poco café y nada crudo, pero mucho calcio: las embarazadas reciben consejos de todo tipo sobre su alimentación. Así, a muchas mujeres les cuesta evaluar estos consejos de forma correcta, ya que muchas de las recomendaciones se contradicen.
Verduras y frutas. El plan de alimentación de cualquier embarazada debería incluir muchas frutas y verduras crudas, ya que aportan muchas vitaminas, minerales y fibras imprescindibles así como fitoquímicos y antioxidantes. No hay ningún tipo de fruta o verdura a la que las embarazadas deberían renunciar.
Hay expertos quienes dice que las futuras mamás no deberían consumir legumbres ni cebollas, ya que son de difícil digestión y pueden producir malestar y gases. Sin embargo, quien las tolere bien puede consumirlas. Las únicas prohibiciones en el caso de la fruta y la verdura tienen que ver con la elección del producto y la preparación: es importante prescindir de ensaladas y frutas cortadas en trozos ya listas y empaquetadas, así como de brotes que no hayan sido cocidos, ya que pueden contener gérmenes que pueden perjudicar al bebé. Además, sólo deberían consumirse frutas y verduras si se les lava bien.?
Carne y pescado. La carne y el pescado contienen proteínas y brindan a las embarazadas iodo y hierro. Sin embargo, deberían evitarse todos los productos crudos, que no fueron bien cocinados o apenas fueron ahumados, sostienen especialistas. Esto incluye carnes rojas y sushi, salmón ahumado y embutidos como el salami, ya que pueden estar contaminados con gérmenes peligrosos que pueden provocar enfermedades y contracciones. Tampoco deberían consumirse grandes cantidades de peces con mercurio como el pez espada y deberían evitarse órganos como el hígado, que pueden contener sustancias peligrosas como metales pesados.
A fin de cuentas, la madre y el bebé deben recibir la mayor cantidad de nutrientes posibles.
Productos lácteos y huevos. Las embarazadas necesitan mucho calcio. Los productos lácteos cubren bien estas necesidades. Los huevos o las comidas con huevo aportan hierro y ácido fólico. Sin embargo, no hay que consumirlos nunca crudos. Es decir, hay que evitar productos como los lácteos no pasteurizados o el huevo crudo o pasado por agua.
Productos elaborados y comidas rápidas. Los nutricionistas consideran los productos elaborados y las comidas rápidas un problema durante el embarazo, sobre todo cuando contienen aditivos como reforzadores del sabor, agregados de azúcar y colorantes. Los expertos temen que puedan dañar al bebé aumentando, por ejemplo, los riesgos de alergia. Además, las embarazadas deben cuidar su peso, ya que el sobrepeso puede generar presión alta. Los bebés alimentados en exceso pueden causar complicaciones como partos prematuros.
Bebidas. Las embarazadas deberían tomar entre dos y tres litros de líquido al día, especialmente agua y bebidas no azucaradas. Es importante renunciar al alcohol, dado que éste puede perjudicar seriamente el sistema nervioso central del bebé. El café no está completamente prohibido, pero no deberían consumirse más de 300 miligramos diarios de cafeína, lo que representa una o dos tazas de café.
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