Los terremotos y el cuarzo pueden generar grandes pepitas de oro. Este fenómeno, que parece mágico, ocurre en las profundidades de la Tierra debido a procesos geológicos.
Un cuarzo basta para obtener pepitas de oro valiosas y codiciadas en la actualidad, pero esto no es alquimia, sino un fascinante proceso geológico que ocurre en las profundidades de la Tierra. Anteriormente, se desconocía cómo se formaban las grandes rocas de este metal que se alojaban en los cuarzos, pero ahora sabemos que los terremotos desempeñan un papel crucial en su creación.
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El cuarzo crea grandes pepitas de oro
Un nuevo estudio publicado en Nature Geoscience explica cómo el oro puede agruparse y crecer hasta formar grandes piezas. La respuesta, sorprendente, radica en las propiedades eléctricas del cuarzo y los terremotos que ocurren en las profundidades. En la actualidad, el oro se extrae de diversos depósitos geológicos, pero es en las vetas de cuarzo donde se encuentra con mayor frecuencia.
El proceso que moldea las pepitas de oro comienza cuando los terremotos presionan y comprimen los cristales de cuarzo en las profundidades. Este mineral genera electricidad (piezoelectricidad), lo que agrupa partículas de oro que extrae de los fluidos hidrotermales de la corteza terrestre. Las partículas se cristalizan en forma de granos y, con la repetición de los terremotos, esos granos se transforman en grandes trozos de oro.
“Si agitas el cuarzo, se produce electricidad. Si generas electricidad, sale oro”, explicó a National Geographic Chris Voisey, geólogo y autor principal del estudio. «Normalmente, son miles o decenas de miles de pulsos de fluido los que ingresan durante los terremotos y luego, con el tiempo, forman un depósito de oro orogénico».
Las vetas de cuarzo con grandes pepitas de oro no se forman con un solo terremoto. Primero, se acumulan algunos granos que actúan como un imán, y luego, los temblores subsiguientes permiten que más partículas se cristalicen y hagan crecer la formación. Además, estas vetas suelen encontrarse en regiones de la corteza terrestre que han soportado altos niveles de tensión, como durante la formación de montañas.
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El experimento que confirmó «la magia»
El experimento de laboratorio realizado por Voisey y su equipo demotró que los terremotos pueden producir pepitas de oro. Los científicos sumergieron placas de cuarzo en un líquido rico en oro y después imitaron las ondas sísmicas colocando las placas en una máquina que reproducía el movimiento de un terremoto.
Tras la simulación, revisaron el cuarzo con un microscopio y descubrieron oro en su superficie. Esto confirmó que el mineral había generado un campo eléctrico que arrastró las partículas de oro, depositándolas como granos sólidos. Después, colocaron otro trozo de cuarzo en la máquina de terremotos artificiales, esta vez con una pequeña pepita de oro ya presente. Al agitar la placa, observaron que la pepita empezó a crecer.
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