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Es por esto que todavía no hay humanos en Marte

Desde hace 70 años, científicos e ingenieros han soñado con ir a Marte. Pero sus proyectos no han salido de la mesa de dibujo.

Atención, buscadores de empleo: NASA necesita astronautas. Los candidatos ideales deben estar dispuestos a viajar – a Marte.

Entusiasmada con su reciente anuncio Journey to Mars (Viaje a Marte) y la exitosa revisión del diseño de su transbordador Space Launch System (Sistema de Lanzamiento Espacial), la agencia espacial ha iniciado el reclutamiento de la siguiente clase de astronautas ?en preparación para su viaje a Marte?.

Pero no pierdas de vista que, tratándose de misiones humanas a Marte, la ?preparación? de la NASA ha durado bastante: al menos 70 años ininterrumpidos.

En parte, la demora ha sido técnica. Viajar al planeta rojo es como visitar un Antártico mucho más inhóspito, y su atmósfera irrespirable es menos de dos por ciento de lo que encontrarías en la cumbre del Everest. Eso sin contar que el viaje redondo demora al menos un año, para empezar.

Y no quiero ni hablar del embrollo político que conlleva todo el asunto.

?Es una opción, no un imperativo?, dice John Logsdon, profesor emérito del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington. ?Marte está muy lejos, es difícil llegar allá y cuesta mucho dinero?.

Sin embargo, desde hace décadas, ingenieros y políticos imaginativos han soñado con diversas maneras de sortear obstáculos para alcanzar el planeta rojo. Algunas eran inspiradoras; otras realmente pretendían poner las botas en la superficie marciana.

Pero todas tenían una cosa en común: Jamás salieron de la mesa de dibujo.

Disney y los alemanes (1947-1957)

El primer proyecto marciano plausible salió de una fuente inesperada: una novela malísima de un científico genial que trabajó para los nazis. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el especialista en cohetes alemán Wernher von Braun ?quien después diseñó los cohetes Saturno de la misión Apollo- fue tomado, digamos, como botín de guerra y mantenido en el desierto de Nuevo México, donde realizó pruebas con el cohete alemán V-2 para el Ejército estadounidense.

Para alegrar sus días, von Braun investigó y escribió El Proyecto Marte, novela sobre una expedición tripulada al planeta rojo. ?Creo que la intención era escapar de su encierro?, dice David Portree, autor de Humans to Mars, una historia sobre los planes de NASA para poner a un ser humano en Marte. En el detallado apéndice técnico de su novela, von Braun describía las naves, rutas y hasta fechas de lanzamiento, todo físicamente plausible.

Von Braun propuso una misión a Marte para 1985, con diez naves de 4,000 toneladas y 70 tripulantes. Luego de una travesía de meses, la flota enviaría una partida de aterrizaje a los casquetes polares marcianos, a bordo de planeadores equipados con esquís. Esos astronautas caminarían unos 6,500 kilómetros y construirían una pista de aterrizaje cerca del ecuador marciano, adonde llegaría el resto de las naves.

Los editores de la revista Collier?s se enamoraron de las ideas de von Braun y encargaron una serie de artículos, profusamente ilustrados, sobre el futuro de la exploración espacial. En 1957, von Braun y su ex colega V-2, Ernst Stuhlinger, formaron equipo con Walt Disney para el programa televisivo Disneylandia y crearon varios episodios de temática espacial, incluyendo uno sobre humanos en Marte.

Los proyectos de von Braun ?y la implacable popularización de los mismos- contribuyeron a que el público estadounidense aceptara la idea del viaje espacial. ?Lo volvieron un concepto realista para la cultura popular?, dice Logsdon.

Primer plan de la NASA: cohetes nucleares (1959-1961)

A solo seis meses de su creación, NASA ardía en deseos de planificar una misión a Marte.

Su primer estudio oficial sirvió de bosquejo para proyectos futuros y se fundamentó en buena medida en el ?paradigma von Braun?, aunque era mucho más reducido y empleaba cohetes nucleares-térmicos muy eficientes, los cuales usan reactores de fisión para calentar hidrógeno y convertirlo en un gas de plasma.

Durante la década de 1960, el gobierno de Estados Unidos realizó pruebas terrestres con esos cohetes nucleares y desde entonces, han sido populares entre los diseñadores de misiones NASA. No obstante, enviar cohetes nucleares al espacio es políticamente perturbador: para ponerlos en órbita, hay que lanzar al espacio enormes cantidades de uranio. Por ello, jamás han abandonado la superficie de nuestro planeta.

Las fotografías de Marte resultan aburridas (1965)

En 1966, NASA hizo enormes esfuerzos para enviar astronautas que pasaran por Marte en 1976. El plan del Grupo de Acción Conjunta (JAG) pretendía enviar a Marte una tripulación de cuatro, de ida y vuelta, sin aterrizar, equipándolos con un
telescopio de 100 centímetros para escudriñar la superficie mientras pasaban. No obstante, nuevos acercamientos del planeta arruinaron el proyecto. En 1965, el sobrevuelo de la sonda Mariner 4 de NASA reveló que la desolada superficie de Marte estaba salpicada de cráteres y que la atmósfera era mucho más delgada de lo que se pensaba, lo que descartaba la posibilidad de un paseo en un avión marciano.

Déficits presupuestales, disturbios por la Guerra de Vietnam y un incendio desastroso en la plataforma de lanzamiento del Apollo 1, tampoco ayudaron mucho. El Congreso se negó a financiar el programa de JAG y terminó descartando los planes del sobrevuelo tripulado en 1968. Al año siguiente, tensiones similares echaron por tierra una propuesta tentativa de NASA para un ?segundo aterrizaje Apollo?, el último plan marciano que diseñó von Braun.

El gran plan de Buzz Aldrin (1985-hoy día)

En 1985, Buzz Aldrin, astronauta del Apollo 11, se puso a trabajar en una misión marciana ?cicladora? muy compleja, la cual requiere que dos naves nodriza giren alrededor del sol para interceptar rutinariamente las órbitas de la Tierra y Marte. En el momento pico de la misión, esta ruta de autobuses interplanetaria transportaría, anualmente, grupos de astronautas entre la Tierra y las colonias permanentes de Marte y Fobos, una de las lunas del planeta rojo.

El proyecto parece enorme, y lo es: Aldrin está convencido de que si los humanos van a Marte, más vale que lo hagan en grande.

?¿Qué obtuvimos con [los fondos de las misiones Apollo]? Pusimos a dos hombres allá durante un día y luego, los trajimos de vuelta?, dice.

?¿Por qué pensamos que [menos] establecería una secuencia de misión a Marte creíble e inspiradora??.

Con los años, Aldrin ha detallado su plan en varios libros. En abril, estudiantes de ingeniería de la Universidad de Purdue realizaron un análisis técnico detallado de su proyecto. Y hace poco, el astronauta inauguró un centro de investigaciones en el
Instituto de Tecnología de Florida, teniendo en mente sus cicladores. Pero por lo pronto, los políticos han cortado sus alas. NASA tiene un proyecto más austero, llamado Journey to Mars, aunque no ha anunciado los detalles, en buena medida porque un plan de gastos tan enorme y a largo plazo, requeriría del improbable apoyo de varios presidentes estadounidenses consecutivos.

(En este ensayo de 1988, Sue Eley prueba una ducha de la NASA a bordo de un Stratotanker KC-135, también llamado ?Cometa Vómito?, para simular la ingravidez).

Cae URSS, Marte se hunde (1989-1991)

En el vigésimo aniversario de los alunizajes Apollo 11, el presidente George H. W. Bush anunció su Iniciativa de Exploración Espacial (SEI), importante realineación de las prioridades de NASA que culminaría con botas en el suelo marciano para 2019, el 50 aniversario de Apollo 11.

Bush jamás pareció interesado personalmente en el plan; ni siquiera revisó el discurso el día que lo pronunció. Pero los asesores espaciales de la Casa Blanca, incluido el director del Consejo Nacional Espacial, Mark Albrecht, lucharon por lograrlo.

Con todo, el proyecto tuvo problemas desde el principio: desacuerdos entre NASA y la Casa Blanca arruinaron por completo el esfuerzo. ?Hubo una desconexión fundamental?, dice Albrecht. ?NASA asumió que recibiría un cheque en blanco, pero no fue así?, confirma Portree.

Cuando SEI finalmente llegó al Congreso, el costo ?que, según cálculos conservadores, ascendía a la pasmosa cifra de 450 mil millones de dólares- escandalizó a congresistas clave, quienes hundieron la iniciativa de inmediato.

Humanos a Marte? ¡en 1999! (1990-hoy día)

Cuando se vino abajo la iniciativa de Bush, los proponentes de Marte buscaron un plan más limpio y simple. En otras palabras, ¿por qué no ir allá, directamente?

Así que lo llamaron Mars Direct. Diseñado por un dúo de ingenieros aeroespaciales, el proyecto requería de una misión de avanzada robótica para crear las viviendas y los vehículos de la tripulación usando derivados del suelo y la atmósfera marcianos.

Después llegarían los humanos, quienes permanecerían unos 500 días en la superficie del planeta, para luego volver a casa.

Como presidente del grupo de apoyo Mars Society, Robert Zubrin ha defendido su misión desde hace 25 años, afirmando que el único impedimento es la propia NASA.

Una versión previa del plan declaró que, de haber querido, la agencia pudo poner ?Humanos en Marte, ¡en 1999!?.

Si bien NASA no cumplió con los tiempos de Zubrin, su misión Marte interna sigue las sugerencias de la limpia estrategia de ?vivir de la tierra? que propone Mars Direct. El próximo explorador marciano de NASA, programado para lanzamiento en 2020, también realizará experimentos para producir combustible y oxígeno de la atmósfera marciana.

Capital privado, problemas públicos (2010-hoy día)

Sin un compromiso sólido de NASA, entidades privadas como Inspiration Mars Foundation, de Dennis Tito y la Sociedad Planetaria se han metido en la contienda, trazando misiones marcianas propias con resultados mixtos.

Mars One, organización no lucrativa y posiblemente el esfuerzo más notorio de todos, ha reclutado a docenas de entusiastas de Marte para emprender la colonización, sin retorno, del planeta rojo en la década de 2030.

Muchos han ridiculizado Mars One como un ejercicio inútil y una posible estafa. Un análisis sugiere que los colonizadores probablemente morirán de hambre e interrogantes sobre las finanzas de la organización siguen socavando su credibilidad.

Journey to Mars (2013-hoy día)

Si eres uno de los ilusionados candidatos a astronauta, te aconsejo que moderes tus expectativas de viajar al planeta rojo.

Es verdad que NASA está muy ocupada desarrollando la tecnología para un vuelo a Marte, como la cápsula de tripulantes Orión y el transbordador Space Launch System.

Pero el programa actual de la agencia pone énfasis en pruebas de hardware lentas y continuas; y no hay una misión oficial a Marte en el horizonte. ¿La empresa más ambiciosa a corto plazo? Un plan, todavía no oficial, que pondría astronautas en órbita lunar para estudiar una roca arrancada robóticamente de un asteroide.

Además, no se sabe si un proyecto marciano que ha demorado décadas sería capaz de mantener el amplio apoyo político y los fondos que requiere en Estados Unidos, aun contando con socios internacionales o colaboradores privados como SpaceX.

?Cuando Kennedy dijo ?vayan a la luna?, ya le habían dicho que era posible hacerlo, en 1967; y para entonces, estaba seguro de que sería presidente?, informa Logsdon. ?Una sola administración presidencial es muy distinto que hacer [una misión a Marte] a lo largo de cinco o seis presidencias?.

Sin embargo, eso no impedirá que los futuros astronautas sueñen en grande.

Después de todo, dice Logsdon, ?es lo que hace la gente del espacio?.

National Geographic

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