Los avances de la Medicina de los trasplantes se han puesto recientemente al servicio de la reproducción humana.
Una mujer de Brasil, que recibió el trasplante de un útero de una donante fallecida, ha dado a luz a una niña. Este es el primer caso exitoso de este tipo en el mundo. Esto lo informó el equipo médico de la Universidad de Sao Paulo.
La mujer receptora de este caso, publicado en The Lancet, había nacido sin útero debido a una condición llamada síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser. Esta es una condición que afecta a 1 de cada 4,500 mujeres.
En cuanto a la donante, fue una mujer de 45 años que había muerto de una hemorragia en el cerebro producida por un ictus. A esto se lo que se conoce como hemorragia subaracnoidea.
La cirugía tuvo lugar en septiembre de 2016. Las venas, arterias, ligamentos y canales vaginales, de la donante, fueron conectados con los de la receptora. El trasplante duró más de 10 horas.
First baby born via uterus transplantation from a deceased donor and the first uterine transplantation in Latin America: a case study from Brazil @usponline https://t.co/DR8yZcqRHe pic.twitter.com/7BuDb8VtPL
— The Lancet (@TheLancet) December 4, 2018
Esta no es la primera vez que este tipo de intervención se realiza. Antes, se habían intentado otros 10 trasplantes de útero procedentes de un cadáver en Estados Unidos, República Checa y Turquía. Sin embargo, ninguno de ellos permitió conseguir un embarazo a término.
Este es el primer ser humano que nació fruto de una donante fallecida.
La niña nació por cesárea a las 35 semanas y tres días de gestación, y pesó 2.550 kilos. Por otro lado, a los siete meses y 20 días se presentó el informe del caso a The Lancet.
Dani Ejzenberg, médico del hospital de la Universidad de Sao Paulo en Brasil que dirigió la investigación, ha explicado que el trasplante, realizado en septiembre de 2016 cuando la receptora tenía 32 años, muestra que la técnica es factible.
Esto podría ofrecer a las mujeres con infertilidad uterina acceso a un grupo más grande de potenciales donantes.
El hecho de que no haga falta tener una donante viva facilitará mucho el proceso. Ya que, los investigadores están convencidos de que esta estrategia «puede ser una opción real» para muchas mujeres.
«El número de personas dispuestas y comprometidas a donar órganos luego de su propia muerte es mucho mayor que la de los donantes vivos. Esto ofrece una población potencial de donantes mucho más amplia», ha explicado el doctor Ejzenberg en un comunicado sobre los resultados.
Por su parte, el comité de bioética de la Organización Nacional de Trasplantes ha emitido un informe negativo a la utilización de este tipo de trasplantes.
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