Una población no mayor a los 1.300 individuos sostuvo a nuestros antepasados durante un periodo de extinción en el Pleistoceno.
Es increíble reflexionar en torno a cómo un factor puede hacer una enorme diferencia. La humanidad lleva poco tiempo sobre la Tierra, en comparación con otros seres vivos que dominaron los suelos y los mares, y los científicos siguen tratando de descubrir cómo hemos llegado hasta aquí, partiendo desde lo que hubo antes de nosotros. En esa búsqueda, los investigadores han dado con un dato sorprendente: hace 900 mil años nuestros antepasados estuvieron al borde de la extinción.
El hallazgo viene de parte de un equipo de investigadores de China, Italia y Estados Unidos. Ellos recurrieron a un método llamado FitCoal. Con él, los responsables lograron determinar inferencias demográficas, haciendo uso de secuencias genómicas de 3 mil 154 personas. El estudio fue publicado en Science.
A través del método mencionado los autores llegaron a la conclusión de que en un momento hubo poco menos de mil 300 individuos reproductores sosteniendo a la población de nuestros ancestros. El 98.7% de ellos parece haber desaparecido en una crisis que duró, aproximadamente, 117 mil años, esto durante el Pleistoceno temprano y medio.
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Ese descenso drástico es lo que se conoce como un “cuello de botella”, un evento biológico que, según la Universidad de California, es una reducción poblacional durante, al menos una generación, que puede hacer que mucha de la variabilidad genética de un grupo disminuya.
Pérdida de vidas y diversidad genética
Aquellos eventos detrás del descenso drástico de los antepasados humanos son sobre todo de tipo climáticos. En este sentido, las glaciaciones de ese tiempo trajeron consigo sequías, cambios drásticos en las temperaturas y la pérdida de especies básicas en la alimentación de estos seres ancestrales.
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El periodo difícil pudo ocasionar que nuestra especie, tal y como la conocemos hoy, no llegara a existir. No obstante, la crisis parece haber favorecido a que dos cromosomas ancestrales convergieran para constituir el cromosoma 2, una parte del genoma humano contemporáneo. Dicha información se traduce en que parece que el antepasado común de neandertales y humanos modernos ha sido descubierto.
Chris Stringer, un paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres, explicó a Live Science que si el ancestro común vivió durante el cuello de botella, o poco después, ello podría haber contribuido a dividir los antiguos grupos en humanos modernos, neandertales y denisovanos.
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