El análisis de calderos de la Edad de Bronce ha llevado a los científicos a conocer qué comían nuestros antepasados en la prehistoria.
Todavía hay muchas dudas con respecto a cómo vivían nuestros antepasados en la prehistoria. Gracias al análisis de huesos y otros vestigios, se ha ampliado el conocimiento alrededor de estos seres. Pero, cuando se realizan preguntas más precisas sobre su estilo de vida, las cosas se complican. Con el fin de tener aproximaciones a esa antigua realidad, los arqueólogos utilizan pistas contextuales para sacar sus conclusiones.
Al pensar en lo anterior, una de las cuestiones que despierta mayor curiosidad es la de qué comían nuestros antepasados prehistóricos. Sobre esa línea, un reciente trabajo, fundado en los análisis de varios calderos de la Edad de Bronce, nos ha revelado que los habitantes del Cáucaso, de hace 4 mil años, tenían una dieta más variada de lo que se creía.
Una dieta rica en proteína
El estudio correspondiente fue publicado en iScience y consta de un análisis de los residuos proteínicos de antiguos calderos de cocina. En ellos se encontró que nuestros antepasados ya preparaban carnes de ciervo, oveja, cabra y vaca.
«Es realmente emocionante hacerse una idea de lo que la gente preparaba en estos calderos hace tanto tiempo», menciona el autor principal de la investigación Shevan Wilkin, de la Universidad de Zúrich, en un comunicado de EurekAlert!. «Esta es la primera prueba que tenemos de proteínas conservadas de un festín: es un caldero grande. Es evidente que hacían grandes comidas, no sólo para familias individuales».
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Muchas aleaciones metálicas, como las de los calderos revisados, tienen propiedades antimicrobianas. Eso explica la razón por la que las proteínas se han conservado tan bien.
Parte del mérito del trabajo de estos expertos reside en el haber combinado el análisis de proteínas con la arqueología, todo ello para explorar detalles específicos sobre las comidas cocinadas en esos recipientes.
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En estudios futuros, el mismo equipo se plantea el reto de descubrir las similitudes y diferencias de aquellos preparados que se podían cocinar en una gama más amplia de recipientes. En suma, esto ayudaría a seguir conociendo las conexiones culturales entre las distintitas regiones del mundo.
«Ya hemos establecido que lo más probable es que la gente de la época bebiera cerveza, pero no sabíamos qué incluía el menú principal», afirma Viktor Trifonov, del Instituto de Historia de la Cultura Material, a EurekAlert!.
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