Para determinar las dimensiones y estructura de la chimenea volcánica, la UNAM realizará una radiografía colosal al Popocatépetl.
Dos volcanes coronan la Ciudad de México: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Desde la época precolombina, han sido los centinelas geológicos de la capital mexicana: con una actividad volcánica latente, escupen fumarolas de cuando en cuando, para recordarles a los capitalinos de su furia contenida.
En los días de menos contaminación, ambos picos todavía se pueden apreciar desde la Ciudad de México. A pesar de que en abril de 2021 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) declaró como ‘extinto‘ el glaciar principal de los volcanes, el interés por su conservación continúa entre la comunidad geofísica de México.
Por ello, el Instituto de Geofísica de la misma institución conducirá un estudio sin precedentes: por primera vez en la historia, se realizará una radiografía al Popocatépetl. Y lo que es más: se emplearán rayos cósmicos para mirar las entradas del volcán.
Así piensan lograrlo.
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Desde las entrañas del Popocatépetl
Arturo Menchaca Rocha es físico e investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM. Como uno de los autores principales del estudio, el especialista explica en un comunicado que el objetivo es «determinar las dimensiones y estructura de la chimenea volcánica, además de monitorear posibles cambios en el domo y en el sistema de conductos magmáticos».
El esfuerzo descomunal para tomar una radiografía del Popocatépetl —al que coloquialmente se le conoce como ‘Don Goyo’— está motivado por el peligro potencial que representa para millones de personas que viven en las cercanías del volcán. De ocurrir una erupción, la población en los estados de México, Puebla, Morelos, Tlaxcala y la capital se verían severamente afectadas.
Por ello, explica la UNAM, es importante mantenerlo vigilado de «manera integral y de forma permanente». Una de las estrategias será una fotografía de las entrañas del Popocatépetl, que permita una visión más clara de su chimenea y actividad interna.
Un ‘bombardeo’ de rayos cósmicos
Para mirar al interior del volcán, los científicos de la UNAM planean «bombardarlo» con energía proveniente del espacio exterior que de todas formas llega a nuestro planeta. Esta técnica no es nueva, dice Menchaca Rocha: por el contrario, la imagenología con rayos cósmicos ha servido a otros centros de investigación para los mismos fines en el pasado.
Así lo explican en un comunicado:
«Este tipo de radiación posee una energía tal que al ‘bombardear’ la atmósfera terrestre se producen otras partículas. […] Estos últimos son partículas penetrantes que constituyen la radiación de origen cósmico, cargada eléctricamente, más abundante, que incide sobre la superficie terrestre».
Al término de la toma de la imagen, en lugar de ver los huesos de una persona, se podrán ver las estructuras internas del Popocatépetl. Tal como sucede en una radiografía común. En México, esta técnica ya se ha empleado exitosamente antes. El caso más sonado fue el de la Pirámide del Sol, en Teotihuacan: por sus dimensiones, no había otra manera de saber qué escondía dentro de sí.
Por las dimensiones colosales del Popocatépetl, los investigadores del Instituto de Geofísica consideran que no hay otra manera para ‘echar un vistazo’ al corazón del volcán. Con este monitoreo, dicen los especialistas, podrán registrar su capacidad sísmica y los cambios en el edifico volcánico.
La imagen tardará tres meses en tomarse por completo. Entre tanto, los científicos instalarán detectores de rayos cósmicos alrededor del volcán para poder monitorear el proceso. Con ellos, se registrará la información en una computadora que, al término del plazo, tendrá la radiografía completa del Popocatépetl. Ahora, sólo resta esperar.
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