El cultivo de maíz para los mayas en Centroamérica no hubiera sido posible sin la migración de grupos humanos del sur, revelan huesos milenarios.
En el Popol Vuh, el libro sagrado más trascendente de la cultura maya, se explica cómo fue que los primeros seres humanos fueron una creación divina. Después de intentar varias veces, los dioses originarios decidieron que tendrían que ocupar el mejor material posible para que sus criaturas fueran ‘hermosas’ y ‘perfectas‘:
«Después de meditar largamente cuál era el mejor material para que el hombre pudiera finalmente pensar y sentir decidieron tomar mazorcas de maíz […]», dicen las escrituras mayas. «[…] el maíz con el que fueron creados se impregnó en su esencia, se volvió su sangre y formó su corazón».
Así de importante fue el cultivo del maíz para la civilización maya. De acuerdo con un estudio reciente publicado en Nature, podría ser que este fruto no fuera nativo de América Central. Por el contrario, a partir de huesos exhumados de la Reserva natural de Bladen, un equipo de científicos estadounidenses sugiere que podría haber llegado por medio de la migración humana.
Seres humanos de maíz
Antiguamente, se creía que el cultivo del maíz para los mayas se había aprendido de boca en boca. De generación en generación, las civilizaciones en Centroamérica habían aprendido a sembrar y cosechar mazorcas de grupos cercanos, con los que convivían todos los días. A partir de los entierros encontrados en Belice, sin embargo, el panorama cambió radicalmente.
Un equipo de arqueólogos de universidades en Estados Unidos excavó 25 esqueletos en Belice. Los restos fueron exhumados de sitios arqueológicos encontrados al interior de cuevas utilizadas por los mayas con fines rituales. A partir de la datación de los restos encontrados, se determinó que podrían tener entre 3 mil 700 y casi 10 mil años de antigüedad.
De acuerdo con el artículo publicado en Nature, las personas enterradas ahí se parecen mucho a los cazadores y recolectores que llegaron desde el norte del continente. Buscando mejores condiciones para vivir, migraron hacia el sur trayendo consigo frutos que habían encontrado en otros lugares. Sin embargo, los seres humanos del norte no fueron los únicos en moverse de lugar hasta Centroamérica. Fue así como, con el paso del tiempo, el cultivo del maíz llegó a los mayas.
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Llenando huecos en la historia mesoamericana
El estudio se condujo por dos instituciones educativas en Estados Unidos: la Universidad de Nuevo México y la Universidad de California. Analizando los restos humanos, se encontró que más del 50 % de la ascendencia de los centroamericanos viene de la región Chibcha. Según los arqueólogos, esto comprueba que la migración de grupos humanos también vino de sur a norte:
«Su llegada corresponde a la primera evidencia clara de tala de bosques y cultivo de maíz en lo que luego se convirtió en la región maya», escriben los investigadores en el estudio.
A nivel cultural, dietético y económico, estos movimientos humanos se enraizaron en la cultura maya por milenios. Los grupos que vivían en latitudes más meridionales también migraron a Centroamérica —y trajeron consigo el cultivo del maíz.
Lo anterior se determinó a partir de los restos más recientes encontrados en las cuevas de Belice. Su ADN coincide con la época en la que los mayas empezaron a cultivar maíz en la región. Esta descubrimiento podría llenar un vacío en la historia antigua de los asentamientos en Mesoamérica, concluye el arqueólogo Xavier Roca-Rada.
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