El cráneo de un minúsculo pájaro extraordinariamente bien preservado en ámbar desde hace 99 millones de años, que se halló en Birmania, podría ser el dinosaurio más pequeño conocido hasta ahora. Esto según un estudio publicado el miércoles.
El espécimen, llamado «oculudentavis khaungraae«, quedó atrapado en un trozo de ámbar fechado hacia la mitad de la era mesozoica. Esto quiere decir entre hace 251 millones de años y 65 millones de años. Lida Xing, de la Universidad de Geociencias de China, examinó por primera vez esta pieza de ámbar.
Este es un tamaño que es similar al del zunzuncito. Esta es la especie de colibrí más pequeña. Por lo que, haría de él el dinosaurio más diminuto conocido, según la revista Nature.
«Como todos los animales atrapados en ámbar, está muy bien preservado. Tenemos la impresión que murió ayer, con todos sus tejidos blandos conservados en esta pequeña ventana sobre los antiguos tiempos», comentó la autora principal del estudio, Jingmai O’Connor. Ella forma parte del Instituto de Paleontología de Vertebrados y de Paleontropología de Pekín.
El cráneo de perfil está dominado por una gran cavidad ocular, lo que sugiere que en ese lugar había un ojo mirando de lado, parecido al del lagarto. Con la ayuda de un escáner, los investigadores revelaron una mandíbula de un centenar de dientes puntiagudos en el interior del pico.
«No se parece a ninguna especie viva actualmente, por lo que debemos ser imaginativos para comprender lo que significa su morfología. Sin embargo, su cráneo ahusado, sus múltiples dientes y sus ojos grandes sugieren que pese a su tamaño era probablemente un depredador que se alimentaba de insectos», según la paleontóloga.
El vertebrado coexistió con los dinosaurios de largo cuello y los grandes reptiles voladores como los pterosaurios, en un periodo de abundante fauna.
Formaba parte de una microfauna que solo el ámbar pudo preservar. Sin esta resina fósil, «no sabríamos nada de estos minúsculos organismos, mucho más difíciles de hallar que los grandes», dijo esta científica.
«Cuando pensamos en los dinosaurios, nos imaginamos unos esqueletos inmensos pero actualmente la paleontología se está transformando completamente gracias al hallazgo de fósiles conservados de esta manera».
«Espero que en la próxima década podamos desarrollar técnicas que permitan acceder a la bioquímica de los tejidos blandos. Seguro que hay fragmentos de ADN preservados en el interior. ¡Aunque no habrá nunca un escenario como en la saga de «Parque Jurásico»!», asegura O’Connor.
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Con información de AFP, Nature y la Universidad de Geociencias de China.
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