«La Pirámide de la Luna», conocida por los antiguos pobladores del Valle de Teotihuacán como «Meztli Itzácual«, ha sido objeto de diversas exploraciones desde el siglo XVII.
En una prospección realizada recientemente por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en colaboración con el Instituto de Geofísica de la UNAM, se confirmó la existencia de una cámara de 15 metros de diámetro localizada bajo el edificio, así como un túnel que desemboca hacia el sur de la Plaza de la Luna, en la Zona Arqueológica de Teotihuacán.
Apuntó que la investigación, más que estar enfocada en encontrar una cámara funeraria, gira en torno al espacio ritual vinculado con el inframundo que le dio sacralidad a la antigua urbe.
Es por esta razón que lo que se pueda hallar en su interior podrá ayudar a desentrañar las relaciones que tuvo esta antigua metrópoli con otras regiones de Mesoamérica.
La subdirectora técnica de la Zona Arqueológica de Teotihuacán explicó que una exploración de la cámara también ayudará a saber si cada uno de los principales edificios tuvo un contacto específico con una determinada región de Mesoamérica.
El hallazgo de la cámara y del túnel es resultado de un estudio de resistividad eléctrica, efectuado alrededor de la Pirámide de la Luna en junio de 2017, por expertos del INAH y un equipo de especialistas del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero es hasta ahora que se dan a conocer los resultados del estudio.
Cabe destacar que la Pirámide de la Luna es la única edificación del sitio arqueológico que tiene enfrente la Calzada de los Muertos de manera directa.
Además, fue una estructura que se trabajó de forma constante por los propios teotihuacanos, quienes la agrandaron en siete ocasiones y está relacionada con los rituales que se hacían en la Plaza de la Luna.
La experta relató que han sido pocas las excavaciones realizadas en la Plaza de la Luna.
La Plaza de la Luna es el remate norte de la Calzada de los Muertos, que es una avenida procesional, y por tanto, es parte del corazón de la ciudad. A su espalda se encuentra el cerro Gordo, de tal forma que sería una transmutación del cerro, lo que le da una importancia simbólica.
Las primeras exploraciones que se efectuaron en la Pirámide de la Luna fueron realizadas por el arqueólogo Jorge Acosta, en 1954. Una década después, con el Proyecto 1962-1964, el arqueólogo Ignacio Bernal, en colaboración con Ponciano Salazar, liberó la Plaza de la Luna, porque se tenía la idea de hacer el primer sitio arqueológico turístico del país.
En el año de 2017 se hizo un trabajo en colaboración con el Instituto de Geofísica de la UNAM, que consistió en un estudio de resistividad eléctrica y una tomografía eléctrica en la Pirámide de la Luna con los que se identificaron la fosa y el túnel.
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Vía: INAH
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