Decir adiós a la carne nos daría una oportunidad única para librarnos de la crisis climática y sus devastadores efectos.
El tiempo para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y reducir los efectos de la crisis climática se agota. La proyección actual tanto de grupos de expertos independientes, como de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que el mundo se dirige hacia un aumento de la temperatura global muy por encima de los 2º C a finales de este siglo, un escenario que Naciones Unidas considera propio de una «catástrofe climática» sin precedentes.
Entre todas las acciones necesarias para frenar el aumento de la temperatura global (como poner fin a los combustibles fósiles y acabar con la deforestación), uno de los temas más álgidos es el impacto de la ganadería en la emisión de gases de efecto invernadero.
Para responder a la pregunta sobre cuál sería el impacto de abandonar la ganadería a nivel mundial, Patrick Brown, profesor emérito del Departamento de bioquímica en la Universidad de Stanford, dirigió la creación de un nuevo modelo al respecto, cuyas conclusiones acaban de publicarse en PLOS Climate:
Según Brown, si en los próximos 15 años se eliminara gradualmente la ganadería y el mundo transitara hacia un esquema de alimentación basada en plantas en el mismo lapso, el mundo experimentaría el mismo efecto que reducir en 68 % las emisiones de dióxido de carbono para 2100, un avance superlativo que colocaría a nuestro planeta en una posición inmejorable para resolver la crisis climática.
«Esto contribuiría con el 52 % de las reducciones netas de emisiones necesarias para limitar el calentamiento global a 2 ºC por encima de los niveles preindustriales”, un objetivo fijado en el Acuerdo de París como el último margen para evitar una catástrofe climática irreversible.
A un paso de resolver la crisis climática
Sin ganadería, las emisiones de metano y óxido nitroso descenderían radicalmente, mientras que el mundo recuperaría el 80 % de la biomasa de los ecosistemas naturales en donde actualmente se desarrolla esta actividad.
“Si la ganadería se eliminara gradualmente en 15 años y todas las demás emisiones de gases de efecto invernadero se mantuvieran constantes, la eliminación crearía una pausa de 30 años en las emisiones netas de gases de efecto invernadero y compensaría casi el 70 por ciento del efecto de calentamiento provocado por esas emisiones hacia el final del siglo”, explica el autor principal en un comunicado.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC), la actividad ganadera es responsable del 14.5 % de emisiones totales de gases de efecto invernadero a la atmósfera. De ahí que el estudio considere que reducir o eliminar la ganadería debería ser una prioridad en la lista de soluciones potenciales para resolver la crisis climática.
Alcanzar un escenario de ganadería cero en el contexto actual es poco realista, especialmente tratándose de una industria que ha quintuplicado su producción mundial en los últimos 50 años y cuando el consumo de carne forma parte integral de la dieta de los países desarrollados, donde cada persona consume entre 80 y 90 kilogramos al año.
Sin embargo, Michael Eisen, coautor del estudio y profesor de genética en Berkeley, es optimista y asegura que las actitudes sociales hacia la comida están lejos de ser permanentes y pueden experimentar cambios radicales en poco tiempo:
“Hace quinientos años, nadie en Italia había visto nunca un tomate. Hace sesenta, nadie en China había bebido jamás una Coca-Cola. El cordero alguna vez fue la carne más popular en Estados Unidos. Las personas de todo el mundo adoptan rápidamente nuevos alimentos, especialmente si son deliciosos, nutritivos, convenientes y asequibles”.
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