El tiempo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar un aumento drástico de la temperatura global a causa de la actividad humana se agotó. Según las proyecciones más realistas, el mundo se dirige hacia un aumento de 2.7° C a finales de este siglo, impulsado por la falta de compromiso de países e industrias para disminuir los estragos de la crisis climática antropogénica.
Al ritmo actual, la temperatura global aumentará casi el doble de la meta de 1.5 ºC estipulada en el Acuerdo de París, trayendo consigo incendios forestales, pérdida de cosechas, sequías, inundaciones fluviales y olas de calor que afectarán tanto a las sociedades humanas como a la mayoría de seres vivos que habitan la Tierra.
En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de Tasmania y distintos colectivos de artistas decidieron crear un dispositivo que, tal y como ocurre con las cajas negras de los aviones, almacenará datos actualizados de estudios científicos, mediciones, noticias, posteos de redes sociales y acuerdos tomados en foros globales como la COP26, con el objetivo de crear una memoria cronológica de la actuación humana ante la crisis climática.
La construcción de la caja negra de la Tierra (hecha con acero de 7 centímetros de esperos, apariencia monolítica y 10 metros de largo) concluirá a inicios de 2022, momento en el que será colocada en un punto recóndito de la costa oeste de Tasmania, uno de los sitios considerados más estables política y geográficamente.
En su interior, la caja negra de la Tierra tendrá enormes unidades de almacenamiento y una conectividad a internet permanente. Cada día, un algoritmo se encargará de elegir los datos y noticias relevantes a propósito de la crisis climática y creará un respaldo cronológico de ellos.
Aunque se trata de un ejercicio de reflexión más que de un dispositivo necesario, en el futuro la caja será un diario fiel del actuar humano ante la crisis climática. Según sus creadores, sus datos dejarán constancia de la decisión que tomó nuestra especie para superar (o bien, sucumbir) ante la mayor amenaza que ha enfrentado desde su aparición en el planeta.
«Cómo acabará esta historia depende completamente de nosotros. Pero una cosa es cierta, cada una de nuestras acciones e inacciones está siendo registrada en ella», explican.
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