El fenómeno no es nuevo. Por el contrario, los registros del calentamiento asimétrico que se vive a nivel global como consecuencia de la crisis climática décadas. El patrón ha sido consistente, según los registros históricos, desde 1895: las noches son cada vez más cálidas. A diferencia de lo que podría creerse, los estragos del cambio climático no desaparecen cuando cae la noche.
Un estudio reciente de la Universidad de Exeter analizó los registros de temperatura entre 1983 y 2017. Según la media global, año con año el ambiente está 0.25ºC más cálido en más de la mitad de la superficie de todo el planeta. Mientras que algunos lugares tienen días más calientes, muchos más tienen noches cada vez más sofocantes:
«Los días se calentaron más rápidamente en algunos lugares y las noches lo hicieron en otros, pero el área total de calentamiento nocturno desproporcionadamente mayor fue más del doble» escriben los científicos en un comunicado.
A este fenómeno se le conoce como ‘calentamiento asimétrico‘. En lugar de que tanto las temperaturas diurnas como las nocturnas se eleven al mismo ritmo, cada periodo parece avanzar a su propio paso. Según los investigadores, estos cambios están propulsados por los niveles de cobertura de nubes, insuficientes para enfriar la superficie de la Tierra durante la noche.
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Así como la crisis climática está impulsada por las emisiones de carbono antropogénicas, el calentamiento asimétrico tiene su origen en la quema de combustibles fósiles. Las consecuencias en la salud para los seres humanos ya se están apreciando, con tasas de mortalidad cada vez más graves durante periodos históricos de olas de calor.
Según Lara Cushing, profesora de epidemiología ambiental en la Universidad Estatal de San Francisco, el aumento sostenido del calor durante la noche suma a los estragos visibles durante el día:
«[…] la combinación de altas temperaturas durante el día y altas temperaturas durante la noche puede ser realmente letal porque el cuerpo no tiene la oportunidad de enfriarse durante las horas de la noche», dijo .
De manera natural, el impacto será más grave para las personas que no están acostumbradas a estos nuevos picos de temperatura. Por el contrario, según la cobertura de The New York Times, podría ocasionar que su cuerpo colapse, después de tantas horas de calor constante.
Asimismo, estos cambios en la humedad inciden directamente en la diversidad de plantas que existen en el planeta. Por estrés y deshidratación, tanto seres humanos como otras especies vegetales y animales no podremos soportar las condiciones climatológicas más secas.
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