Este grupo de científicos tiene una misión: documentar las especies del Amazonas antes de que sea demasiado tarde
Dentro de la espesura de la selva del Amazonas en Brasil, un grupo de científicos se enfrenta a la biodiversidad. La apremiante necesidad de registrar todas las especies posibles y de buscar nuevas los presiona. La expedición lleva días realizando tareas de investigación y catalogación, sin embargo el tiempo no corre a su favor.
«El ritmo de devastación es mayor que el ritmo de conocimiento», dice Francisco Farroñay, perteneciente al Instituto de Investigaciones de la Amazonia de Brasil. «Es una lucha contra el tiempo», explica.
Con cámaras y micrófonos, los especialistas se determinaron al registro detallado y minucioso de los seres selváticos del Amazonas. El equipo ha recolectado plantas y descrito con pormenores el comportamiento de los animales. Además, se mantuvo en la profundidad de la selva durante varias semanas para lograr su objetivo.
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Investigar es nadar contra la corriente
Por un lado Farroñay y su equipo hacen esfuerzos enormes por preservar la biodiversidad amazónica y generar conocimiento de las especies que habitan la región. Por otro, los factores que perjudican a estos seres vivos son inacabables.
La selva del Amazonas, la más grande del mundo, está siendo destruida a pasos agigantados. Los principales beneficiarios son el negocio agrícola, la minería y el tráfico ilegal de madera. Estas actividades traen consigo terribles periodos de deforestación, incendios y la desaparición de muchas especies, tanto animales como vegetales.
«Deberíamos acelerar el ritmo de investigación para llegar a tiempo antes de la destrucción,» lamenta Lucía Rapp Py-Daniel, doctora en Ecología y Biología Evolutiva. «Pero estamos andando hacía atrás».
Mapbiomas dio a conocer que entre 1985 y 2020 se perdieron alrededor de 74.6 millones de hectáreas de vegetación. Esa área es equivalente a todo el territorio de Chile.
«Hay lugares donde nunca fue nadie, no se tiene idea de lo que hay. Sin recursos para investigar, no tenemos la información necesaria para explicar por qué tenemos que preservar», explica Py-Daniel.
Y las políticas públicas no son de gran ayuda. Durante el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, la deforestación en favor de la agroindustria creció alarmantemente. Por otro lado, los recursos para la investigación y las agencias de control ambiental son cada vez más reducidos.
El ‘oscurantismo brasileño’
Según informa la agencia de noticias AFP, las dos principales sociedades científicas de Brasil advirtieron de que este año habrá un recorte de casi 3 mil millones de reales en investigación científica.
«Además, vivimos un momento de negación de la ciencia, como vimos con la pandemia en Brasil, un oscurantismo tremendo. Las instituciones de fomento a la investigación en Brasil están siendo atacadas por las políticas de este gobierno,» externa Alberto Vicentini, investigador del INPA. «Las universidades están sufriendo muchos recortes.»
Las consecuencias de las condiciones que enfrenta el Amazonas podrían volverse irreparables. La extinción por el cambio ambiental es sumamente crítica: los científicos especulan que pronto habrá especies extintas cuya existencia nunca podremos conocer.
«La mayoría de las especies de plantas de la Amazonia se distribuyen en áreas reducidas. Si desconocemos el 60% de las especies de árboles, cualquier región que es deforestada está eliminando una parte de la biodiversidad que nunca vamos a conocer», dice Vicentini.
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