Las aguas del Golfo de México han arrastrado hasta las playas de Tabasco, Campeche, Veracruz y Tamaulipas una sustancia negra y espesa. El producto aceitoso manchó la piel de bañistas que intentaron ingresar al agua y también impidió a los pescadores echar sus redes al mar. Esto sucedió un par de semanas después de que ocurriera un derrame de petróleo en aguas mexicanas.
A 95 kilómetros de Ciudad del Carmen, Campeche, se ubica el campo Ek-Balam de Petróleos Mexicanos (Pemex), donde operan 11 plataformas y 40 pozos productores, una de ellas es la Plataforma Balam-TA, que procesa el crudo ligero. Fue en este punto donde se detectó una fuga el pasado 3 de julio y fue reconocida varios días después.
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La fuga fue reportada el 5 de julio a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y a la Secretaría de Marina (SEMAR) para su manejo y reparación. Pemex informó que fueron pequeñas fisuras de 7 centímetros; sin embargo, expertos alertaron que la dimensión del desastre podría ser mayor.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió al derrame de petróleo como “una pequeña fuga disuelta de aceite”. La versión oficial contrastaba con el análisis hecho por organizaciones civiles e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes estimaron que la extensión rebasó los 400 kilómetros cuadrados.
El 17 de julio, organizaciones de la sociedad civil alertaron sobre un derrame de hidrocarburos en el Golfo de México. En una conferencia de prensa virtual, dijeron que imágenes satelitales permitían conocer que el derrame inició el 4 de julio y que ocho días después había alcanzado una extensión de 400 kilómetros. «Más del doble del área que ocupa la ciudad de Guadalajara», destacaron.
«Entre 2020 y 2022 la gravedad de los siniestros de la paraestatal ha aumentado en un 126%, mientras que el presupuesto destinado al mantenimiento de instalaciones se ha reducido en 49%», menciona el documento respaldado por una veintena de organizaciones.
Académicos del Instituto de Geografía (IGg) y del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (Lanot) también hicieron un seguimiento satelital de lo que ocurre en la Sonda de Campeche. Advirtieron que debido a las corrientes marinas, la mancha probablemente llegará a las costas de Veracruz, Tamaulipas o Estados Unidos.
“Con base en lo anterior se estimó que, el 12 de julio, el derrame de hidrocarburos en Ek Balam alcanzó una extensión de 467 kilómetros cuadrados”, indicó en un comunicado Gabriela Gómez Rodríguez, académica del IGg. “Probablemente se dirigirá hacia el este-noreste y eventualmente recalará en las costas del Golfo, en Veracruz, Tamaulipas o Estados Unidos”.
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Pemex reconoció la fuga el 18 de julio y desde entonces ha hablado de un derrame de proporciones menores a lo que indican los activistas y académicos. La petrolera señala que se vertieron al Golfo de México 58 m3 (365 barriles de petróleo) y la afectación alcanzó un área estimada de 0.06 km2, con un espesor de un milímetro.
“Los dos puntos de fuga en el ducto fueron pequeñas fisuras de 7 cm de longitud por 1 mm de ancho y un poro de 1.2 cm de diámetro. Dado lo reducido de las grietas, el volumen de hidrocarburo que se fugó fue mínimo”, explicó la empresa en un comunicado. «La mayor parte del volumen derramado se recuperó de manera inmediata y la iridiscencia se dispersó».
Además del vertido reconocido por Pemex, el 7 de julio también ocurrió un incendio en la plataforma Nohoch a causa de un escape de gas, lo que dejó dos muertos, un desaparecido y varias personas heridas.
La petrolera mencionó en otro informe la aportación natural de hidrocarburos al medio marino a través de las llamadas chapopoteras, afloramientos naturales de petróleo o asfalto líquido. La mayor de ellas está ubicada en el campo Cantarell y tiene origen en una fractura de aproximada de 1,500 metros de longitud, con diversos puntos de emisión a la superficie del mar.
Las emanaciones naturales se formaron hace millones de años y el escape del hidrocarburo es lento y constante. Pemex informó que a 60 metros de profundidad, se ha documentado un sitio de emanación situado entre los complejos petroleros Akal C y Nohoch.
“El Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos señala que las chapopoteras representan a nivel mundial el 46 % anual de la aportación de hidrocarburos al ambiente oceánico”, menciona el comunicado. “La Zona Económica Exclusiva del Golfo de México está clasificada como una región con un alto potencial de emisiones”.
Las imágenes satelitales, refiere la empresa estatal, muestran una actividad permanente de emanaciones de las chapopoteras en la mayor parte del año. Además de la chapopotera de Cantarell, en la parte sur del Golfo de México también se han identificado un gran número de áreas con emanaciones naturales ubicadas en las costas de Tabasco y Veracruz.
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