Los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera son tan altos, que son equiparables a los que existían hace 4 millones de años.
En toda su historia natural, el espacio de tiempo en el que la Tierra ha sido habitable es realmente breve. Desde sus orígenes, el planeta ha pasado por cambios climáticos constantes: milenios de tormentas eléctricas y erupciones volcánicas nutrieron a la superficie terrestre para que hoy albergue la vida como la conocemos.
Sin embargo, mientras todo esto ocurría, las condiciones planetarias no eran aptas para que se desarrollara la biosfera. En la actualidad, el proceso de miles de millones de años de historia natural se está viendo alterado gravemente por la actividad humana. Al punto que, hoy en día, los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera son tan altos, que son equiparables a los que existían hace 4 millones de años.
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Después de años de historia natural
Después de miles de millones de años en los que la historia natural de la Tierra se rigió por las leyes naturales, los seres humanos hemos alterado la atmósfera del planeta con cantidades nunca antes vistas de CO2. Según los registros de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), este gas tóxico rebasa en un 50 % a los niveles preindustriales.
El CO2 llega a la atmósfera por varias razones. Algunas de ellas, naturales: la erupción de volcanes es una de ellas. Sin embargo, las concentraciones de dióxido de carbono contemporáneas se deben casi en su totalidad a la actividad humana. Específicamente, a la quema de combustibles fósiles, derivados del petróleo.
A partir de la información recabada en en el observatorio de la cima de la montaña en la Isla Grande de Hawaii, el promedio de CO2 en la atmósfera está en un promedio de 420.99 partes por millón (ppm). La última vez que se vieron estos niveles de contaminación atmosférica fue hace 4 millones de años, según los registros de la institución.
«Por entonces, la temperatura era 2-3 °C más cálida y el nivel del mar estaba 10-20 metros por encima del actual,” apunta Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés). A este ritmo, dice el especialista, muchas ciudades grandes en la actualidad corren el riesgo de ser enterradas bajo las olas en el futuro próximo.
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Cuando la ‘ciencia es irrefutable’
Las advertencias dejaron de plantearse para ‘un futuro cercano’. La emergencia climática es tan apremiante hoy, que el reporte de 2022 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) marcó como fecha límite el 2025 para que las emisiones de carbono lleguen a su máximo histórico.
Ahora, la NOAA hace que la alerta de los científicos del IPCC sea todavía más contundente. El administrador de la institución, Rick Spinrad, no dejó de mostrar su alarma por esta cifra:
“La ciencia es irrefutable: los humanos están alterando nuestro clima de manera que nuestra economía y nuestra infraestructura deben adaptarse”, dijo el mandatario en un comunicado.
Esto es así porque, según los resultados del estudio, la cantidad de CO2 en la atmósfera seguirá generando estragos durante miles de años. El objetivo, ahora, es mitigar estas consecuencias, cada vez más erráticas y violentas. “El incesante aumento de dióxido de carbono […] es un claro recordatorio de que debemos tomar medidas serias y urgentes para convertirnos en una nación más preparada para el clima,” concluye el especialista.
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