Los restos de microfósiles encontrados en el norte de México revelan pistas sobre cómo fue el ecosistema prehistórico en Sonora.
En sí mismo, el estado de Sonora abarca el 10 % del territorio mexicano. Según los registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al ser uno de los estados más grandes del norte del país, cuenta con largas extensiones de «matorrales en la planicie costera, al noroeste y región central». En este panorama, lo último que se pensaría es que, antiguamente, esta zona estuvo recubierta de océanos profundos.
Aunque parezca contraintuitivo, en el ecosistema prehistórico de Sonora predominaron amplias extensiones de agua salada. Hace aproximadamente 300 millones de años, según los estimados del Consejo de Paleontología (ConPal) de México, proliferaron especies pequeñas de animales marinos prehistóricos.
Uno de ellos, según los investigadores, fue el conodontos, una clase extinta de cordados marino. Se sabe que proceden del periodo Paleozoico Tardío (entre 490 millones de años y 300 millones de años), y que dominaron los mares que existieron en el territorio que hoy ocupa Sonora. Otras formas de vida anteriores a los dinosaurios también nadaron en la región en ese entonces, de acuerdo con los microfósiles encontrados ahí.
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A partir de 45 kilos de evidencia
De acuerdo con la investigadora Pilar Navas-Parejo, el equipo extrajo al menos 45 kilos de evidencia rebosante en microfósiles. Localizados en Las Pintas, al noroeste de Sonora, las rocas contenían «restos microscópicos de dientes y escamas«, según reportaron los paleontólogos.
El descubrimiento se concretó con la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Consejo de Paleontología (ConPal) y el Centro INAH Sonora. Con respecto a los hallazgos recientes, el INAH señala que los restos paleontológicos también son parte del patrimonio mexicano:
«[…] además de generar conciencia sobre la protección y conservación de los fósiles, esos restos orgánicos petrificados que permiten desentrañar la evolución de los territorios, las faunas, floras y ecosistemas del pasado», explica la institución en un comunicado.
En la actualidad, ninguna de las especies que habitaron en aquel pasado remoto existen. Sólo podemos conocer índicos del ecosistema prehistórico de Sonora a partir de sus restos óseos, que quedaron atrapados en el sedimento terrestre. “Estos hallazgos nos permiten conocer el origen de los vertebrados,» concluye Navas-Parejo.
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