La sobrexposición a químicos industriales provocó la muerte por hipoxia del 85 % de los organismos en el Mar Menor.
Hace cinco años, el Mar Menor conservaba sus aguas cristalinas. La hipersalinidad del ecosistema permitía que una amplia variedad de peces y animales conchudos se reprodujeran con salud y en libertad. Con una extensión de más de 13 mil 500 hectáreas en Murcia, es uno de los cuerpos de agua más grandes de la Península Ibérica. Bajo la presión de la actividad industrial minera, sin embargo, la transparencia de la laguna se perdió.
Fosfatos en la laguna
Los químicos que se han lanzado por años a la laguna del Mar Menor no sólo han enturbiado la superficie de las aguas. Por el contrario, han ocasionado un desastre ecológico sin precedentes en España, que ha cobrado miles de vidas de las especies que dependen de este ecosistema. La minería no es la única responsable.
Según
Catedrático de Ecología, del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia, el avance urbanístico en favor del deporte y las playas artificiales ha mermado peligrosamente las condiciones del Mar Menor. Sin embargo, el experto atribuye el mayor daño al uso responsable de fosfatos en las parcelas agrarias aledañas:«Los abonos (nitratos y fosfatos) se vierten en las parcelas de cultivo, pero una parte termina por distintas vías en la laguna y eutrofiza sus aguas (produce una sobreabundancia de nutrientes). Se estima que del total de nutrientes que llegan al Mar Menor, el 85 % tiene su origen en la agricultura industrial», escribe en su artículo para The Conversation.
Las condiciones deplorables de las aguas han llamado la atención de diversas organizaciones de la sociedad civil que, como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), se dedican a la protección de los derechos de los animales. Sepias, calamares, sardinas y otros peces similares se asfixian por la falta de nutrientes y oxígeno en la laguna.
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Muertes masivas y desastre ecológico
Las muertes masivas y el desastre ecológico que se vive en el Mar Menor pudieron haberse prevenido. Sin embargo, los procesos de eutrofización de las aguas se hacen más severos año con año. No sólo por la actividad agrícola, sino por las adiciones de barrios de lujo en las cercanías de la laguna.
Los centros deportivos y playas artificiales afectan también el desarrollo sustentable de la vida en la laguna. A pesar de que, por milenios, el ecosistema pudo absorber de manera natural una cantidad importante de nutrientes sin afectar a las formas de vida, en 2015 el panorama cambió.
Después de años de verter sustancias químicas ajenas al ecosistema, el Mar Menor se volvió mucho menos resistente a los nutrientes externos. “Esto era agua transparente, una laguna costera, sin nutrientes, y mira ahora”, se lamenta Eulalia Rubio, una mujer local, para El País. En lugar de tener agua cristalina, hoy la superficie huele mal y está verduzca. Por debajo, los animales se pudren por hipoxia.
Sobrexposición a nutrientes ajenos
salmueras subterráneas se volvieron incapaces de procesar esta sobreproducción de nutrientes. Rebasadas por la actividad industrial, dejaron de purificar el agua para que los animales del ecosistema pudieran respirar normalmente. Por esta razón, hoy en día muchos aparecen muertos en las cercanías de las costas, casi apilados, unos sobre otros.
La situación del Mar Menor no ha pasado desapercibida por la opinión pública. WWF y ANSE han organizado manifestaciones públicas para dar visibilidad a la problemática, que se acerca a un punto de inflexión crítico.
Dada la condición turbia de las aguas, los organismos que dependen de la luz murieron en un 85 %. Por la sobre-exposición a los nutrientes introducidos, los sedimentos se han vuelto pútridos. A la par, durante el periodo vacacional, miles de turistas llegaron al sur de España para aprovechar las nuevas instalaciones en Murcia, cerca de la laguna antaño cristalina del Mar Menor.
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