Primero fue Lytton: un pueblo entero consumido entre las llamas de los incendios en Canadá. Luego se presentó el caso de los más de 1000 millones de animales marinos que murieron, literalmente, cocinados por la ola de calor extremo en las costas de Norteamérica. Hoy, a pesar de los titánicos esfuerzos de los bomberos en Estados Unidos, el incendio Bootleg sigue sin ceder entre los bosques de Oregon.
Canadá y Estados Unidos han sufrido los estragos más graves de la ola de calor extremo este verano. Las cifras oficiales arrojaron un haz de luz después de varios días de llamas incontrolables. Después de semanas de trabajo, informa The Guardian, el 74 % del incendio Bootleg se ha logrado extinguir. Las pérdidas ecológicas que ha generado, sin embargo, dejan poco espacio para escepticismos en torno a la crisis climática que azota a Norteamérica.
Particularmente se han apreciado en el Bosque Nacional Fremont-Winema de Oregon. En un espacio de dos semanas, el incendio Bootleg terminó con una superficie de vegetación equiparable a toda la ciudad de Los Ángeles. El equipo de bomberos encargado de atender la emergencia asegura, sin miramientos, que ésta es una de las peores catástrofes forestales a las que el país se ha enfrentado en la historia.
Por esta razón, las autoridades hicieron un llamado de evacuación inmediata para los pueblos aledaños a la zona afectada. En total, hasta ahora se han destruido 42 casas y edificios como consecuencia del incendio. A pesar de que parece que los días más duros ya terminaron, los vientos erráticos que se han visto recientemente avivan las llamas en algunas zonas todavía.
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En total, se tiene registro de que un escuadrón de 22 mil bomberos han luchado contra 91 incendios forestales. En total, el fuego activo abarca más de 4 mil 500 kilómetros cuadrados en los estados del oeste del país, según Centro Nacional Interagencial de Bomberos. En gran medida, asegura la institución, se debe a la temporada de sequía grave que atravesó el país. Los expertos han descrito los estragos como ‘completamente devastadores‘.
Además de la falta de humedad en el ambiente, las olas de calor están íntimamente relacionadas con la emergencia climática global. Año con año, casos similares al incendio Bootleg azotarán el norte del continente americano, cada vez con más fuerza. La actividad industrial desmedida y la destrucción de la diversidad biológica son los pilares que sostienen estas oleadas de catástrofe incendiaria.
Desde el domingo, diversas localidades del oeste en Estados Unidos están bajo alerta de calidad el aire. Mientras el humo se estanca, los habitantes han descrito la expansión de las llamas como algo similar a ‘una bomba atómica’ , según la cobertura de The New York Times. A la par, los altos índices de contaminación podrían impactar a niños, ancianos y a otros sectores de población en riesgo. Una vez que la emergencia ceda, los medios dudan sobre si los damnificados recibirán apoyo del Estado. A la par, diversas especies que dependen de los bosques para subsistir buscan alimento y refugio —sin mucho éxito.
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