El punto más alto de la Unión Europea se encoge año con año y el cambio climático podría ser el principal culpable.
La medición estándar del Mont Blanc (considerada la más precisa hasta ahora) se realizó en 2007: en aquél entonces, la cima de los Alpes alcanzó una altura de 4,810.90 metros sobre el nivel del mar, una referencia para libros de texto, guías de alpinismo y toda clase de publicaciones al respecto.
Diez años después, la expedición bianual que se encarga de medir su altura arrojó una cifra inusual: de los 4,810.90 metros de 2007, el Mont Blanc registró 4,808.72 metros. Y aunque en principio el descenso encendió las alarmas inicialmente, los científicos consideraron que se trataba de una variación aceptable en la cumbre debido a la nieve perpetua, los vientos de altura y las precipitaciones.
Ahora, un equipo de treinta topógrafos franceses quienes realizaron el último ascenso con fines científicos en septiembre de 2021 confirma la tendencia histórica: la cumbre más alta de Europa Occidental se está encogiendo a un ritmo acelerado.
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La expedición se encargó de realizar mediciones durante tres días en el macizo, ubicado entre los límites de Italia y Francia, quienes se han disputado históricamente la propiedad de la cima de Europa del este.
El equipo estableció la nueva altura del Mont Blanc en 4,807.81 metros sobre el nivel del mar, una nueva disminución de 91 centímetros en los últimos cuatro años, presumiblemente a raíz del calentamiento global y el efecto del deshielo del permafrost, la capa de suelo permanentemente congelada.
Tras analizar los datos históricos, los científicos estiman que el Mont Blanc pierde aproximadamente 21 centímetros de altura año tras año, un resultado que coincide con los últimos datos del adelgazamiento de los glaciares en todo el globo.
En mayo de 2021, el estudio más detallado hasta ahora sobre los 220 mil glaciares de la Tierra demuestra que se derriten cada vez más rápido. Sólo de 2015 a 2019, la masa de hielo perdida alcanzó unas 298 gigatoneladas anuales, suficiente para sumergir Suiza seis metros bajo el agua año tras año.
Sin embargo, el equipo no quiso adelantarse para explicar los factores que influyen en este descenso: «ahora corresponde a los climatólogos, a los glaciólogos y a otros científicos tratar los datos recabados y plantear las hipótesis que expliquen este fenómeno», afirmaron los topógrafos.
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