Esta semana, el gobierno de Indonesia anunció el regreso de los dragones de Komodo a la Lista Roja de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Entre otros motivos, por el avance del mar debido a la crisis climática global, que está invadiendo las áreas costeras de su hábitat. En total, se calcula que un 30 % del ecosistema estará perdido por completo en las próximas décadas, sepultado bajo las olas.
Aún así, se autorizó la construcción de un parque temático que, a pesar de las advertencias que se han hecho en contra del proyecto, se continúa construyendo en una de las islas vecinas a Komodo. «Este proyecto seguirá adelante… se ha demostrado que no tiene ningún impacto», reveló a Deutsche Welle Wiratno, un alto funcionario del Ministerio de Medio Ambiente de Indonesia. La UNESCO, en contraste, duda de la solidez de la resolución.
El megaproyecto está pensado con un enfoque turístico sobre el Parque Nacional de Komodo, un área natural protegida que está considerada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A pesar de las advertencias de la institución, las obras continúan sobre el hábitat de los dragones de Komodo, cuya población total no rebasa los 1400 ejemplares en 8 diferentes poblaciones.
A pesar de la preocupación que manifestaron los pobladores locales sobre el impacto a la economía doméstica y la presión por dar prioridad a la protección de los dragones de Komodo, el Estado ha hecho caso omiso. Algunas de los riesgos que señaló la UNESCO son los siguientes:
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Por esta razón, la institución pidió una revaluación de los factores de riesgo que implican la construcción del parque temático. Por donde se mire, se quejan los críticos en redes sociales, es un megaproyecto ecocida, que atenta contra la supervivencia de varias especies amenazadas en Indonesia. Especialmente, contra la del lagarto más grande en nuestro planeta.
A la fecha, Indonesia no ha dado respuestas claras sobre la planeación del parque temático. Por el contrario, hay mucha incertidumbre todavía con respecto a sus instalaciones, que el Estado describió como ‘de primera categoría’. Nadie sabe a ciencia cierta a qué se refieren con eso. A pesar de ello, funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente aseguran que sólo se harán renovaciones sobre las estructuras que ya existen en las islas.
Además del peligro que este tipo de desarrollos turísticos invasivos representa para las especies nativas, hay personas que también se verán afectadas por la construcción del parque temático. «Instamos al gobierno a que desarrolle un turismo basado en la gente. Hay gente que vive allí», declaró Rima Melani Bilaut, del grupo ecologista Foro Indonesio para el Medio Ambiente (WALHI).
Lo que sí ha demostrado ser una certeza es que se planea construir un complejo vacacional de lujo, con resorts y otras atracciones para turismo de élite. A manera de apaciguar la furia que ha generado a nivel local y mundial, el Ministerio de Medio Ambiente prometió publicar una nueva evaluación de impacto este mes. A pesar de la presión en redes sociales proveniente de todas partes del mundo, parece que el megaproyecto —todavía sin nombre— continúa.
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