La resiliencia de la Amazonía está llegando a un punto de no retorno que podría cambiar definitivamente la riqueza biológica de la selva más grande del mundo.
En mayo de 2021, un estudio reveló que la Amazonía dejó de ser uno de los mayores sumideros de carbono naturales del planeta y en su lugar, ha comenzado a emitir más CO2 del que absorbe debido a la creciente deforestación y los incendios de las últimas dos décadas.
El estudio encabezado por el Instituto Postdam para la Investigación del Impacto Climático y la Universidad de Exeter demuestra que la selva más grande del globo está perdiendo resiliencia ante la crisis climática, una condición que define como «la habilidad de recuperarse de perturbaciones como sequías o incendios».
Según los autores, esta pérdida de resiliencia se debe principalmente a la actividad humana relacionada con la tala y los incendios forestales que ha enfrentado en los últimos años, además de la crisis climática y las temperaturas cada vez más altas que registra, especialmente la región sureste de la Amazonía.
A partir de análisis estadísticos e imágenes satelitales que demuestran los cambios sucedidos en su biomasa basados en indicadores de estabilidad, el equipo asegura que al menos tres cuartos de la Amazonía han perdido la capacidad de recuperarse de fenómenos adversos, una tendencia visible desde inicios de siglo, pero acelerada en los últimos años.
«Estudios previos basados en simulaciones por computadora indicaron que grandes partes de la Amazonía podrían morir antes de mostrar un cambio abrupto en sus condiciones medias. Nuestro análisis observacional ahora muestra que en muchas áreas, la desestabilización parece estar ya en marcha”, explica Chris Boulton de la Universidad de Exeter.
El estudio confirmó que las áreas más amenazadas de la selva amazónica son aquellas que se encuentran más cerca de asentamientos humanos, con énfasis en áreas donde existen cada vez más caminos para acceder al interior de la selva, nuevos cultivos que implican deforestación o el crecimiento de la mancha urbana.
Según el último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el mundo se dirige a un aumento de al menos 2.7 ºC de la temperatura global respecto a la era preindustrial, un escenario considerado una “catástrofe climática” por Naciones Unidas.
En caso de que las emisiones de gases de efecto invernadero actuales mantengan su curso, el planeta no sólo enfrentará fenómenos climáticos extremos, también un aumento del nivel del mar de hasta 30 centímetros en menos de tres décadas y condiciones que amenazarán la seguridad alimentaria mundial.
Sin la capacidad de mantener su verdor característico frente a distintas perturbaciones, la Amazonía se encuentra cada vez más cerca de un punto de no retorno en el que el bosque tropical daría paso a una sabana, transformando definitivamente una de las ecorregiones con mayor biodiversidad del planeta.
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