2021 fue el quinto año más cálido desde que se tienen registros climáticos. No se trata de un dato aleatorio, sino de un año más que confirma una tendencia inequívoca: en la segunda década del siglo XXI, la Tierra se calienta más rápido que nunca.
Tal es la conclusión más relevante del último informe anual del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), que forma parte del programa de observación de la Tierra de la Unión Europea. Según el C3S, los siete últimos años (de 2015 a 2021) han sido los más cálidos desde que existen registros, un indicador evidente de la crisis climática provocada por la actividad humana.
Aunque los primeros meses de 2021 comenzaron con temperaturas relativamente bajas en comparación con los últimos años, el C3S explica que de junio a octubre (durante todo el verano y parte del otoño en el hemisferio norte), la temperatura del aire en superficie alcanzó el cuarto registro más cálido hasta la fecha.
Durante el mismo periodo, Europa experimentó el verano más cálido jamás registrado y a la par que Alemania, Bélgica y los Países Bajos experimentaron inundaciones inéditas provocadas por lluvias intensas, la ola de calor que azotó el Mediterráneo entre julio y agosto provocó una nueva temperatura récord en el continente: a mediados de agosto, Sicilia alcanzó 48.8 ºC, un registro máximo que aumenta 0.8ºC respecto al récord anterior.
Tomando como referencia 1991, la temperatura media de 2021 fue 0.3 ºC superior a la de hace 30 años; sin embargo, cuando se compara con la época preindustrial (entre 1850 y 1900), el aumento es de entre 1.1 y 1.2 ºC en apenas un siglo.
Además del Mediterráneo, la costa oeste de Estados Unidos y Canadá (donde el poblado de Lytton en la Columbia Británica alcanzó un nuevo récord de 47.9 °C durante junio), el centro y norte de África, Oriente Medio y la zona noreste de Canadá y Groenlandia experimentaron las temperaturas más altas por encima de la media durante 2021.
El informe resalta algunos fenómenos climáticos extremos como Dixie, el segundo incendio forestal más grande y destructivo en la historia de California. El fuego empeoró la calidad del aire no sólo en los Estados Unidos, también en Europa, una vez que los contaminantes pirogénicos fueron transportados hacia el este por la acción del viento.
El Servicio de Cambio Climático de Copernicus también revela que las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera mantuvieron su tendencia creciente durante 2021: lejos de la estabilización momentánea que significó el parón provocado por la pandemia durante el primer semestre de 2020, el dióxido de carbono alcanzó 414.3 ppm, con Norteamérica como la región con mayores emisiones de carbono, sumando 83 megatoneladas.
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