El cambio climático es el principal responsable de esta megasequía en Norteamérica que comenzó hace 22 años y podría extenderse mucho más.
El suroeste de Norteamérica parece un escenario extraído del Apocalipsis. Polvo y terrenos secos por doquier. Muchos lagos están en peligro de secarse. Todo brilla por la ausencia del agua. La actual megasequía en Norteamérica ha superado a aquella de finales del siglo XV y principios del XVI que fue calificada como la más seca de los últimos 1.200 años, según los expertos.
El actual panorama comenzó hace 22 años, pero la situación se ha agravado desde el verano de 2020 hasta el de 2021 debido a las altas temperaturas y los bajos niveles de precipitación. Expertos como el geógrafo de la UCLA Park Williams se muestran preocupados ante la situación. Williams asegura que serán necesarios varios años de humedad para remediar los efectos de la sequía.
“Los resultados son realmente preocupantes, porque muestran que las condiciones de sequía que enfrentamos ahora son sustancialmente peores debido al cambio climático”, remarcó el experto y autor principal del estudio.
Junto a un grupo de especialistas, Williams determinó este escenario a partir de un estudio llevado a cabo al analizar los patrones de los anillos de los árboles. Estos proporcionan información sobre los niveles de humedad del suelo cada año durante largos periodos de tiempo. También compararon la sequía actual con las principales ocurridas entre los años 800 y 1500, que duraron entre dos y tres décadas.
En su análisis encontraron que desde el año 2000, el déficit medio de humedad del suelo fue dos veces más grave que el de cualquier sequía de la década de 1900. Asimismo es mayor que el de las zonas más secas de las megasequías más graves de los últimos 12 siglos. Los resultados se publicaron en la revista Nature Climate Change.
Cómo es que los anillos de los árboles determinan los niveles de sequía
Los árboles registran factores como el tiempo y el clima en sus anillos. En ellos se depositan capas más gruesas de madera nueva en los años en que la humedad es abundante. Cuando ocurre una sequía suele aparecer un anillo delgado y de tamaño insuficiente. Esto indica que los esfuerzos del árbol se han concentrado en sobrevivir en lugar de crecer.
El equipo de investigadores leyó los anillos de más de 1.500 árboles del oeste de los Estados Unidos, algunos de los cuales ya crecían en el año 800. De esa manera creó un mapa de la humedad del suelo para medir la intensidad de la sequía en toda la región.
Lugares bajo el efecto de la megasequía
Diversos sitios de los Estados Unidos han sufrido drásticos cambios debido a los efectos de la megasequía. Los años cálidos y secos han provocado que el Gran Lago Salado, en UTAH, decreciera a niveles récord. Los incendios forestales han resultado devastadores. En el desierto de Mojave, las poblaciones de diversas aves han disminuido por las temperaturas tan altas.
Un caso curioso es el de la ciudad fantasma de St. Thomas, en el estado de Nevada, que quedó sumergida en la década de 1930 después de la construcción de la presa Hoover. Debido a la megasequía en Norteamérica, un buen número de tocones de árboles han resurgido de la tierra del lago Mead (que actualmente está en su punto más bajo de humedad) y ahora son testigos mudos de lo que ocurre.
A pesar de que la zona oeste de los Estados Unidos es propensa a una variabilidad extrema de períodos secos a lapsos húmedos, estos cambios están “superpuestos a una tendencia de sequía grave” a causa del cambio climático.
Esto se demuestra con el siguiente dato: la temperatura promedio desde el año 2000 en el suroeste de los Estados Unidos ha sido 1.6 grados Fahrenheit más cálida que la media en comparación a las cinco décadas anteriores, comentaron los investigadores.
¿Cuándo acabará esta megasequía?
Tras diversos análisis y estimaciones donde se compararon sequías anteriores con la actual, con el cambio climático encima es muy probable que la sequía continúe al menos hasta 2023, según el 94% de las estimaciones. Sin embargo, por otro lado, el 75% de las simulaciones indicaron que la megasequía en Norteamérica podría prolongarse hasta 2030.
«Sinceramente, eso sería absolutamente devastador», dice Don Cameron, un agricultor del Valle de San Joaquín en California. «Si se prolongara tanto tiempo, la agricultura californiana quedaría devastada. No hay manera de evitarlo».
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