«Al menos nosotros tuvimos un asteroide… ¿cuál es su excusa?»
Un velociraptor irrumpe en la sede de la Asamblea General de las Naciones Unidas, rompiendo de lleno la solemnidad y el protocolo de la sesión. Entre el temor y asombro de los presentes, el dinosaurio se acerca al podio y toma el micrófono para advertir a los líderes del mundo sobre el financiamiento en subsidios a los combustibles fósiles, poniendo de relieve “el absurdo de pagar por nuestra propia desaparición”:
“¿Provocar tu propia extinción? En 70 millones de años, es lo más ridículo que escuchado…van hacia un desastre climático. Cada año, los gobiernos gastan miles de millones en subsidios a los combustibles fósiles… piensen en todas las cosas que podrían hacer con ese dinero”, explica ante la Asamblea.
Tal es el argumento de No elijan la extinción, la nueva campaña del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que envía un mensaje crítico al sector energético y los líderes del mundo a propósito del gasto mundial en subsidios a los combustibles fósiles.
“Ahora mismo tienen una gran oportunidad mientras reconstruyen sus economías y se recuperan de esta pandemia. Es una oportunidad única para la humanidad…no elijan la extinción: salven a su especie antes de que sea demasiado tarde. Es hora de que ustedes humanos, dejen de poner excusas y comiencen a hacer cambios”, termina el dinosaurio llamado Frankie por la ONU.
Es ahora o nunca
Según una investigación presentada a finales de octubre por el PNUD, el mundo gasta cada año 423,000 millones de dólares estadounidenses en subsidios a los combustibles fósiles para los consumidores: petróleo, electricidad generada por la quema de otros combustibles fósiles, gas y carbón; una cifra cuatro veces superior a la necesaria para ayudar a los países pobres a hacer frente a la crisis climática.
Esta medida no sólo dificulta las acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y minimizar los efectos de la crisis climática antropogénica, también es considerada por Naciones Unidas como un “instrumento de desigualdad” que no cumple con el objetivo con el que fue creada, resaltando un dato:
En los países en desarrollo, cerca del 50 % de los recursos públicos destinados a apoyar el consumo de combustibles fósiles benefician al 20 % más rico de la población, según el Fondo Monetario Internacional.
La campaña aparece unos días antes del inicio de la Conferencia Mundial sobre el Clima (COP26), la cumbre climática definitiva, en la que se espera que casi 200 países redoblen sus compromisos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y el objetivo de alcanzar la neutralidad del carbono en 2050.
Según Naciones Unidas, el objetivo del Acuerdo de París de frenar el aumento de la temperatura global en 1.5 ºC para 2100 está rebasado por la realidad y en su lugar, el mundo marcha hacia un aumento de 2.7 ºC, calificado por la ONU como una ‘catástrofe climática’.
«La pandemia de COVID-19 ha dejado al descubierto aspectos obsoletos de la economía mundial. Entre ellos, el hecho de que el mundo siga gastando miles de millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles, mientras cientos de millones de personas viven en la pobreza y la crisis climática se acelera. Ante este contexto, debemos preguntarnos si subsidiar los combustibles fósiles es un uso racional del dinero público», explica Achim Steiner, Administrador del PNUD en un comunicado.
El PNUD señala directamente al sector energético como el principal contribuyente a la crisis climática, pues por sí solo representa el 73 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“ Solo la acción climática más ambiciosa limitará el calentamiento global a 1,5 ºC, lo que según la ciencia es lo necesario para evitar una catástrofe climática», finaliza Steiner.
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