Nelson Araújo y Ernst Gotsch lograron lo imposible: convertir una región árida en un oasis en Poções, al norte de Brasil. Ésta es su historia.
Nelson Araújo llegó a la región alrededor de Poções, un pequeño municipio del estado de Bahía, al noreste de Brasil, cuando el suelo no producía nada. Los terrenos que durante muchos años le pertenecieron a su padre, donde se sembraba maíz y mandioca, se volvieron desérticos por el uso intensivo del suelo. Araújo se hizo cargo de la aridez del terreno implementando un sistema agroforestal.
‘Plantar’ agua
En un área equivalente a dos canchas de fútbol, Araújo introdujo el sistema agroforestal que comenzó a revertir el proceso que estaba dañando la tierra al grado de dejarla casi infértil. Empezó plantando especies de la caatinga brasileña que son muy resistentes, incluso en suelos degradados.
Después, podó la vegetación regularmente y con lo cortado, cubrió el suelo para fertilizarlo sin usar productos tóxicos. Estas medidas abrieron paso a la posibilidad de plantar árboles frutales, que necesitan condiciones mucho más óptimas para crecer.
“¿No sería más inteligente dedicarnos a las condiciones que ofrecemos a las plantas, que intentar adaptar plantas y animales a las condiciones que les ofrecemos, que cada vez son peores?” cuestiona Ernst Gotsch, uno de los principales difusores de sistemas agroforestales en Brasil y maestro de Araújo.
El cambio no sólo fue vegetal. Los arroyos que estaban secos volvieron a correr y los animales que ya no se veían regresaron a Poções. Antes de su llegada a la zona, los arroyos habían desaparecido. Gotsch cree que es posible “plantar” agua, porque los riachuelos volvieron después de reforestar el área, comenta en la entrevista para BBC News Brasil.
El rocío es suficiente para mantener viva a la vegetación
Araújo considera que «No falta agua en la caatinga«, pues el rocío es suficiente para mantener viva a la vegetación. “Para mí, la lluvia es sólo una ventaja.” Araújo está seguro de que el agua del rocío es suficiente para «mantener el sistema funcionando.» La clave del sistema agroforestal está en aprovechar al máximo las condiciones del entorno.
El IPCC ha mencionado ya en varias ocasiones que los sistemas agroforestales «pueden contribuir a mejorar la productividad alimentaria al tiempo que mejoran la conservación de la biodiversidad, el equilibrio ecológico y la restauración en condiciones climáticas cambiantes.»
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Conservar es resistir
Oponiéndose al uso de fertilizantes, pesticidas y máquinas, los sistemas agroforestales y agroecológicos han ganado terreno los últimos años. Estos contribuyen no sólo a la mejor conservación de las tierras y a la restauración ambiental, sino también fomentan la autonomía agrícola.
Cuando Nelson Araújo comenzó a implementar su sistema agroforestal, los habitantes de los alrededores protestaron. Dijeron que devaluaría la zona debido a las plantas que eligió. La siembra de cactus forrajero está asociado a la cría de cabras, que a su vez significa pobreza en la región. Le sugirieron sembrara pasto para alimentar bueyes, ya que esta actividad es de mayor valor.
Gotsch sentencia que “Mientras no consigamos producir, adquirir aquello que necesitamos para satisfacer nuestro metabolismo diario de un modo que sea benéfico, enriquecedor para los ecosistemas, como hacen todas las otras especies, solas o en conjunto, no vamos a tener futuro. Es un suicidio, una tragedia para la humanidad.”
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