La lluvia ácida no es un fenómeno natural: se produce a causa de la quema excesiva de combustibles fósiles. Estas son las consecuencias.
La actividad humana ha sido tan invasiva con el medio ambiente, que nuestra especie ha alterado el ciclo del agua. Una de las consecuencias inmediatas es la lluvia ácida: un fenómeno atmosférico que se genera a partir de la contaminación por la quema de combustibles fósiles.
En forma de precipitación, nieve o niebla, este fenómeno se ha apoderado de diferentes ecosistemas a lo largo de estaciones diferentes. Aunque es cierto que las erupciones volcánicas pueden producirla, en gran medida es una consecuencia de la actividad humana desmedida y la industrialización. Así funciona.
¿Dónde se produce la lluvia ácida?
Antes que nada, habría que entender que la lluvia ácida no es un fenómeno natural. Por el contrario, es una consecuencia de la actividad humana desmedida. Particularmente, de la quema de combustibles fósiles que se elevan a la atmósfera.
De acuerdo con los registros del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia, los óxidos de azufre y nitrógeno son los principales compuestos que generan lluvia ácida. Sin embargo, no son los únicos:
- Óxidos de azufre (SO2)
- Óxidos de nitrógeno (NOx)
- Cloro
- Amoniaco
- Compuestos orgánicos volátiles (COV)
En gran medida, estos compuestos químicos artificiales emergen de los escapes de los coches, las fábricas y las plantas de electricidad a base de carbón. Todos ellos, además, son tóxicos en niveles diferentes. Algunos de ellos inciden directamente en el sistema respiratorio. Otros, son abrasivos al contacto con la piel humana, de otras especies animales y de las plantas.
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¿Qué consecuencias tiene en los seres humanos?
Una de las preguntas más buscadas en torno a la lluvia ácida es qué consecuencias tiene en los seres humanos. Sin embargo, el mayor impacto lo reciben los cuerpos de agua naturales. Ríos, arroyos, lagos e incluso los mares se ven afectados por la acidificación. En algunos casos, el problema es tan grave que alcanza los mantos acuíferos, y contamina las reservas subterráneas de agua.
Como consecuencia de las corrientes eólicas, los vientos propagan las nubes cargadas de lluvia ácida a lo largo de cientos de kilóemtros. De esta manera, también, impacta a los terrenos dedicados a la agricultura. Por lo cual, infecta las cosechas que eventualmente llega a las mesas humanas.
En los bosques, las precipitaciones contaminadas disuelven los nutrientes de los suelos. En los casos más extremos, incluso, queman a los árboles y los dejan completamente sin follaje. Esto, a su vez, afecta la estabilidad de los ecosistemas, ya que los animales se quedan sin el refugio natural al que se han adaptado por milenios.
En el caso de los seres humanos, la lluvia ácida acentúa los problemas relativos al sistema respiratorio. Entre los malestares principales, se destacan los siguientes:
- Asma
- Bronquitis
- Neumonía
Así también, se han registrado casos de pérdida de pelo y severas quemaduras en la piel. Específicamente, en las zonas más industrializadas donde el aire no puede fluir fácilmente.
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